lunes, 30 de octubre de 2017

TEMPESTAD, CALMA, TEMPESTAD

Siempre que las cosas vienen mal dadas aparece una voz amiga que se ampara en la sabiduría popular para recordarnos que tras la tempestad siempre llega la calma. La frase es naturalmente cierta pero no deja de mostrar una visión harto optimista. Con la misma lógica se podría decir que tras la calma siempre llega la tempestad. Ítem más, es en situaciones de (aparente) sosiego cuando se siembran esos vientos que gestan las tormentas.    
No hace falta añadir un contexto sobre la situación política en Cataluña, sobre la concatenación de hechos en épocas de (aparente) calma que provocaron otra serie de peripecias cuando rompió la tarde en tormenta. Información ha habido de sobra y cada cual, a estas alturas, tendrá formada su opinión al respecto. Un hecho, sin embargo, cabe ser resaltado: en medio de todo el desbarajuste institucional, con miles de personas defendiendo en las calles posturas más que  opuestas, incompatibles, ha habido un respeto escrupuloso (lo que hagan tres no mancha a la sociedad) a la integridad de las personas. Todo, crucemos los dedos, ha discurrido de forma pacífica.   

domingo, 29 de octubre de 2017

EX AEQUO

No me sorprendería que más de uno hubiese llegado tarde o se hubiera perdido alguna proyección por haberse distraído tertuliando en cualquier terraza. Sí, amigo que lees esto desde fuera de Valladolid, has leído bien: 29 de octubre, Valladolid, terraza. El veranillo de San Miguel se nos está yendo de las manos. Tanto, que le está empezando a sobrar el diminutivo. Un mes hace ya de la celebración del santo arcángel y todavía quedan por ahí, paseando por la calle, gentes en mangas de camisa. Tanto, digo, que a nada que se alargue tres días más, va a terminar invadiendo la víspera de la noche de difuntos. A este paso, cuando se explique el Tenorio en las aulas, va a haber que contar a la chavalería que hubo un tiempo en que lluvias, brumas, nieblas y fríos eran, por estas fechas, lo más propio en este nuestro páramo de mar adentro. Tanto, insisto, que hace bueno hasta por la noche. No es aquello de alguna mañana otoñal que nos alegraba la vista al mostrar el sol luciendo en todo lo alto, mañanas de un calor mentiroso padre de buenos catarros.

viernes, 27 de octubre de 2017

VIAJAR PARA VIAJAR

Si en dos escenas consecutivas de una misma película, por ejemplo, nos encontramos a un parado y un ejecutivo diciendo en sus respectivas casas que van a pasar la mañana en un banco de la Plaza Mayor, todos entenderemos que van al mismo espacio de la ciudad pero no al mismo sitio. Posiblemente, el uno sentado, el otro azorado, ninguno se vaya a percatar de la presencia del otro. Y es que en los diccionarios habita una pléyade de palabras polisémicas. Vocablos de esos que, dependiendo del ángulo desde el que lancemos nuestra mirada, significan una cosa u otra radicalmente distinta.  Pues bien, en el ámbito político, aún más. Tanto que  me atrevería a decir que este fenómeno lingüístico se hace extensible a casi todas las palabras. Es así para los términos más abstractos. ‘Democracia’, ‘libertad’, ‘derecho’ y tantas otras significan lo que el orador de turno quiere que signifiquen y terminan siendo piedras que se lanzan contra el adversario. Pero también, y esto tiene su mérito, cabe la polisemia para las palabras aparentemente más concretas. Un ‘turista’ es una cosa y, al parecer, un ‘turista’ es otra cosa. Una primera acepción es “Individuo ruidoso, sin modales, que cree que el lugar al que llega es el espacio ideal para hacer lo que le salga del nardo”. En algunos lugares se alzan protestas contra su presencia indiscriminada. Al eco de esas voces, el alcalde de Valladolid lanza un reclamo: si ellos no los quieren, viene a decir el ínclito munícipe, que los envíen para acá. Claro, el señor Puente entiende ‘turista’ por su segunda acepción: “Persona que, sin alterar el ritmo de la ciudad de acogida, visita otro lugar diferente al suyo habitual con el fin de contemplar los encantos de la ciudad receptora y/o disfrutar de las actividades que en ella se realizan”.

jueves, 26 de octubre de 2017

CONTRADICCIONES SOLO APARENTES

Unos meses antes de que presentase el recurso de inconstitucionalidad contra un Estatuto de Cataluña recién aprobado por las Cortes Generales, el PP de Mariano Rajoy hizo lo propio contra la ley de matrimonios entre personas del mismo sexo. Tiempo después, Rajoy, ya presidente del Gobierno, asistió bien dispuesto a la boda de un alto cargo de su partido. Una unión de esas que quiso evitar con aquel recurso porque “el matrimonio es y siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer para la procreación”. Allí brindó gustoso y dio los parabienes a la ilusionada pareja. Por esta aparente contradicción le llovieron bofetadas a mano abierta que le venían de todos los lados. Hipócrita fue lo más lindo que escuchó.

martes, 24 de octubre de 2017

LAMPARONES Y LISTAS

Nunca probé la coca. Oportunidades, claro, sí se presentaron, pero siempre rechacé ese primer encuentro. Podría pretender presumir y decir que fue una decisión apuntalada en sólidos pilares éticos. Mentiría como un bellaco. Si nunca la probé fue, única y exclusivamente, porque me acechaba un pánico atroz que impedía siquiera la tentación. Un pavor que se alimentaba con dos motores, uno externo y otro interior. El primero era un aparatito de tipo contextual. Llegué a la mayoría de edad en las postrimerías de los 80 y no era difícil constatar las secuelas que las drogas habían dejado en la generación que me precedió. Los golpes en cabeza ajena a veces sirven para activar motores del pánico, para escarmentar. El segundo mecanismo era -sigue siendo- mucho más virulento: mi propia personalidad. No sé decirme que no. Es hoy y sigo sin poder tener en el frigorífico cualquier cosa rica porque no pasa de la noche. Me apetece, lo cojo y ya. Ese ser consciente de como soy es el freno, la alarma que me impide dar pasos en dirección al abismo porque sé que si lo emprendo no tengo vuelta atrás, no hay retorno posible. Déjenme que les cuente un secreto: hubo alguna etapa en mi vida en la que tuve que sostener un enconado enfrentamiento contra mí mismo porque estaba sometido por lo que en mi pueblo llaman un vicio. Un enganche; vamos, una adicción. Quizá caí porque el motor externo no me mantuvo alerta y el interno no se percató del peligro. Tiempos pasados para siempre, espero.

CLAMÉ AL ÁRBITRO Y NO ME OYÓ

El Don Juan creado por Zorrilla se exculpaba de las bellaquerías que adornaban su currículum, «de mis pasos en la Tierra responda el cielo, no yo», de una de las formas más miserables que cabe imaginar: negando su libre albedrío, invalidando su capacidad para obrar de una manera u otra en función de su propia voluntad. Don Juan se ampara en la divinidad,  «Clamé al cielo y no me oyó», para que esta le sirva como parapeto y así justificar sus infamias ante el inabarcable listado en el que se enumeran las personas que sufrieron tales agravios. Es de imaginar que los rezos del Tenorio nunca se produjeron. Sabe que la salvaguarda de su pellejo depende solo de su habilidad para esquivar los navajazos -figurados y literales- que a buen seguro habría de recibir. A ver, no quiero decir que el no rezar sea propio de canallas; afirmo que los canallas no pierden tiempo en esas menudencias. Aunque solo sea porque rezar es el reconocimiento de la propia debilidad. Un tipo de la calaña del personaje de Zorrilla no se puede permitir esas licencias que son marca de los flojos. Don Juan dice que lo hace sin haberlo hecho como ruin recurso para fortalecerse apoyándose en el conocimiento de la debilidad de sus rivales. Desde que se le puede considerar como tal, el humano ha dialogado consigo mismo, se ha envuelto en sus pensamientos. Cuando estas reflexiones le sobrepasaron comenzó a invocar a las divinidades para hacer eco de sus necesidades. Estas plegarias fueron el antecedente de todo rezo, de toda oración. 

domingo, 22 de octubre de 2017

MÁS BESOS, MÁS VECES, EN MÁS SITIOS

No sé si somos nosotros los que caminamos sobre la senda que marca el  tiempo o es este el que transita a través nuestra dibujando en el trasiego secuelas en los cuerpos que va pisoteando.
No sé si soy más de Heráclito y pretendo adentrarme por distintas veredas que acercan a una verdad cambiante o más de Parménides y asumir que nada cambia, que el camino solo es uno.
No sé si somos nosotros los que nos dirigimos a la Seminci y cada octubre nos topamos con ella o permanecemos quietos y es la Seminci la que emerge puntualmente para acudir a su cita otoñal. De una u otra forma, el momento del encuentro es este y ahí está la noticia, el meollo del asunto: que el festival de cine se ha recluido en las salas y arropado en las pocas fechas de su semana; que sea y exista solo para sí, en sí mismo. Parece, y si esto es así será la mejor de las noticias, que la Seminci pretende ‘desensimismarse’ y salir de ambas prisiones autoimpuestas–la del espacio y la del tiempo-.

jueves, 19 de octubre de 2017

AL CIELO SE LE OLVIDÓ EL OFICIO

La Victoria va envejeciendo, los hijos se emanciparon y ahora, acosados por jornadas laborales difícilmente compatibles con la crianza de sus hijos, requieren de sus padres para cubrir los huecos de ausencia. La imagen no es, por tanto, infrecuente en mi barrio. Una niña que apenas levanta unos palmos del suelo tan pronto jugueteaba por la plaza de San Bartolomé bajo la atenta mirada de su abuelo como correteaba hacia él buscándole la mano. De pronto se queda quieta. A la vez que inmoviliza las piernas, alza el cuello y mira hacia arriba. Baja de nuevo la cabeza, dirige la mirada hacia sus brazos extendidos e, inmediatamente, busca la complicidad de su abuelo.

martes, 17 de octubre de 2017

LA HISTORIA ES UN PUÑETERO CENTÍMETRO

Foto "El Norte de Castilla"
En la escuela ya aprendimos que el teatro clásico -y sus descendientes- se estructura en los consabidos presentación, nudo y desenlace. Un armazón este, también válido para casi cualquier desempeño narrativo o, sin más, argumentativo. El oyente, el lector, recibe la función con la secuencia indicada. El orden de creación, sin embargo, no sigue el mismo camino. El autor piensa primero en el desenlace porque ahí radica el fondo de lo que pretende transmitir. La presentación y el posterior nudo no son más que la excusa para llegar a ese punto culminante en que se presenta bien envuelto el mensaje que se quiere transmitir. 

viernes, 13 de octubre de 2017

UNA IMPROVISACIÓN MUY BIEN PREPARADA

Foto: El Norte de Castilla
Leí en algún sitio, aunque ahora no sea capaz de recordar dónde, ni tan siquiera de traer a la memoria el nombre del protagonista, que tras una cena de esas pomposas en las que tras el postre se sirven unos discursos bien fríos, el anfitrión, un joven con ínfulas, un postulante bien predispuesto para escalar en los círculos del poder, se puso en pie y agasajó a los asistentes con una plática, «improvisada» se preocupó de apostillar, tan hueca de contenido como brillante en la forma. Tras los aplausos que prescribe el protocolo, un veterano político presente en dicha velada recogió el testigo de la palabra y, cortesía obliga, dirigió sus primeras palabras al novel orador.
 - Qué improvisación más bien preparada. Magnífica. Le felicito. 

jueves, 12 de octubre de 2017

LOS COLEGIOS DE CARTÓGRAFOS

Los mapas no son la realidad. Ayudan a comprenderla, sí, pero no son la realidad. Más allá de las obligadas limitaciones de tamaño, hay un hecho que lo impide: la pérdida de una dimensión. Mientras la realidad se mueve en tres, los mapas se dibujan en dos. En política ocurre algo parecido, pregunten si no a los sociólogos: no puede haber mapa preciso. El desencuentro es, en este caso, incluso más acentuado.
La cartografía política nos ha enseñado a pensar en ‘una’ dimensión, como si todas las opciones ideológicas con sus diferentes lecturas y los matices que cada cual podamos añadir se pudieran ir ubicando a lo largo de una recta: un eje que fuera de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. De repente, por algún estallido, se nos desconfigura el sistema de referencia y, para reubicarnos, utilizamos categorías estancas en las que agrupamos a todo aquello que no aparecía en el mapa inicial. Así, añadiendo a aquel eje inicial términos como ‘catalanes’ o ‘independentistas, introduciendo en el mismo cajón a personas tan dispares como Puigdemont, Anna Gabriel, LLuis Llach, Dyango, Carme Forcadell  o Gerard Piqué, medio nos apañamos.

lunes, 9 de octubre de 2017

AJO Y AGUA

Foto: El Norte de Castilla
Sin agua no hay vida. Al menos tal y como la entendemos en este pequeño rinconcito del universo. Tan es así, que a pesar de los esfuerzos científicos pretendiendo encontrar alternativas biológicas sin la presencia del agua, la existencia o no de este líquido sigue siendo la base principal para calificar como habitable un planeta. Más allá de estas conjeturas científicas, en nuestra Tierra la relación entre agua y vida es obvia. Tan obvia que asociamos el agua con la abundancia, tan obvia que cada vez miramos al cielo con más miedo según se van alargando los periodos de sequía. Antaño a estas etapas de escasez se les consideraba, bien castigos de los dioses, bien estridencias del destino. Al fin, reacciones humanas habituales cuando nos encaramos ante lo desconocido, ante lo que nos supera, ante lo que nada podemos hacer: asumirlo como cuestión de fe o como designio del destino; enfrentarlo con rogativas o con resignación. Hoy, cuando la sequía se vuelve pertinaz, seguimos igual de desazonados que nuestros antepasados. A diferencia de entonces los científicos nos han aportado explicaciones. Alguna no se limita a abordar el porqué, como sucedía en aquel sueño del faraón bíblico, de que las vacas famélicas sucedan a las gordas. Los estudios nos avisan de que el factor humano está alterando las condiciones del planeta hasta estar provocando un cambio climático que propiciará que las vacas esqueléticas se desaten. Tan obvia es la relación, digo, que el ‘agua’ se ha incrustado hasta en nuestras expresiones con su sentido literal, con otro de valor metafórico o apelando a elementos relacionados con el líquido vital.

jueves, 5 de octubre de 2017

VARIACIONES DEL DINOSAURIO

Imagen tomada de www.publico.es
“Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí”. Rajoy, tómenlo como metáfora, se quedó dormido sin percatarse de la magnitud de los movimientos de las diversas placas tectónicas que conformaban la estructura social de esa España que presidía. De tanto negar los problemas, llegó a creer que no había problema alguno. De tanto negar la existencia de conflictos, sí, también territoriales, uno de estos (nos) ha estallado y su detonación se lo puede llevar a él por delante. Entre la ley y la propaganda, Rajoy, tómenlo como metáfora, se veía con agua y manguera suficiente para apagar cualquier incendio, siempre pequeño, siempre controlado, que pudiera producirse. Al despertar, sin embargo, pudo comprobar que ya nada era como lo había dejado cuando se quedó traspuesto en la autocomplacencia. El dinosaurio sagrado ya no estaba. Ahora, Rajoy, tómenlo como metáfora, persigue huellas y sombras. Pero quien esto hace siempre llega tarde. Cada vez que se introduce en un debate, el debate ya versa sobre otros asuntos. Sigue a vueltas con un referéndum, cuando ese tiempo pasó mucho antes del domingo pasado. No acierta ni a señalar. Acusa a Puigdemont, un recién llegado, un MacGuffin irrelevante en el relato, de arrastrar a la sociedad cuando la única razón por la que se ha puesto (aparentemente) delante es para no morir aplastado. 

domingo, 1 de octubre de 2017

SE ACUMULAN LOS GESTOS

Foto; El Norte de Castilla
La lengua, y no me refiero a la que tenemos en la boca, que también, es un organismo vivo. Vive, por tanto, expuesta a una continua evolución que permite la incorporación de nuevos giros o palabras. Adquiere así más profundidad, mayor capacidad para dotar de matices la comunicación. Paradójicamente, este proceso no se suele deber a agentes intrínsecos a la propia lengua, a un guardián del idioma que nos indicaría el camino lingüísticamente correcto, sino a factores extrínsecos de diverso pelaje. Uno de estos se asienta en las circunstancias geopolíticas. Toda lengua acrecienta su acervo semántico incorporando palabras o expresiones que proceden de otras lenguas. Son los llamados extranjerismos. Estas modificaciones suelen difundirse por ósmosis, por el mutuo influjo que se produce entre dos lenguas de dos territorios vecinos. Pero también ocurre que la influencia esté relacionada con el citado dominio geopolítico. Hoy por hoy son los EE.UU. los depositarios del poder global.  Este dominio, como los fluidos, se expande en todas las direcciones. La idiomática no iba a ser una excepción. De esta manera, son numerosos los vocablos que, con origen en el idioma de Shakespeare, van encontrado acomodo en el cervantino. En algunos casos, show por espectáculo, se produce una sustitución que arrincona un término adecuado; en otras, se encuentra allí un término idóneo para ocupar un vacío. Es el caso de ‘speaker’. No existe en castellano un vocablo que defina de forma precisa esa figura que, micrófono en ristre, anima informando o informa animando. ‘Animador’, ‘presentador’ u ‘orador’, porque bien se quedan cortas, bien se pasan, no sirven para delimitar la actividad que en los partidos en los que el Pucela actúa como local, desarrolla Rubén Pérez. Es este el que, mientras Óscar Plano amontona dedicatorias, Pepe Zorrillo -supongo- sonríe para sus adentros y el público muestra castellanamente su alegría, dota a la fotografía de banda sonora gritando aquello de «gool del Real Valladolid, goooool de Óscar...» dejando con los puntos suspensivos espacio para que la afición remate «Plaaaano». Un in crescendo que parece influido por los cánones actuales: tras indicar que es ‘de los nuestros’, la mayor intensidad sonora final recae sobre el nombre del individuo.