jueves, 16 de abril de 2015

LA REALIDAD VENCE DE NUEVO

Hace unas semanas, en una red social, me encontré con un ‘sketch’ que se debió de emitir en algún programa de tv. En dicha escena se recreaba el ambiente de un restaurante de los caros y la atención de la cámara se centraba en una de las mesas donde una pareja, ella y él, reciben la bienvenida del camarero y establecen una de esas conversaciones en las que se decide qué pedir. La mujer intenta hablar, pero su compañero le interrumpe: “Me han recomendado el sitio y me han dicho qué pedir”. Toma la carta y, ante la estupefacta cara de su acompañante, la lee con la pericia de un niño de tres años, sílaba a sílaba, “con-so-mé y de segundo fi-let”. “Falta una e”, añade con aire resabiado. El camarero le aclara “es francés, filé”. Nuestro hombre se viene arriba: “Pues sobra una t”. Continúan con los vinos y más de lo mismo, el camarero sugiere dos, el hombre dice que no, que “traiga uno ‘na’ más que no me gusta mezclar que ‘te se’ sube a la cabeza y es lo peor que te puede pasar”. El camarero se retira. Cuando la pareja se queda a solas, la mujer pregunta al bocas: “Y tú ¿a qué te dedicas?”. Él lo explica todo: “Pues soy concejal de cultura”.