miércoles, 1 de abril de 2015

EL IGNOTO CEREBRO

Nuestras cabezas pueden ser armas de destrucción. En ese amasijo formado por millones de neuronas interconectadas que es nuestro cerebro, reside el misterio más indescifrable: la naturaleza del ser humano, la de todos y la específica de cada uno. Podemos saber cosillas, incluso intuir otras de mayor alcance, pero hasta un punto, a partir de ahí empieza el vacío. Averiguar cuáles son los estímulos y cuáles las reacciones, las relaciones entre unos y otras, sigue siendo un pozo insondable incluso para los profesionales del asunto. Se estudia, se investiga, se experimenta, se avanza, pero lo que se conoce sigue siendo del tamaño de un alfiler comparado con el inmenso mundo de lo ignoto. Una de las formas de ir anclando lo poco que se sabe es agrupando realidades bajo los límites de las palabras.