martes, 1 de diciembre de 2009

PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA

En los bloques de pisos viven personas. Construir más cuando el número de habitantes permanece estancado implica que o bien no se llenen o si lo hacen es porque otras zonas se vacían. Valladolid, no sólo, ha aumentado de forma significativa su superficie edificada. Hoy la ciudad es más ancha y más larga. Se construyen nuevos barrios que, como todo lo nuevo,  de inicio, reluce pero...
El crecimiento ha sido tan vertiginoso que no nos ha dejado tiempo para pensar. Hemos depositado en manos de promotores inmobiliarios el diseño de nuestras ciudades y éstas no han crecido en función del interés de las personas que las habitamos (y las que las habitarán, pues los efectos son para hoy y para mañana) sino que ha sido un crecimiento basado en el lucro empresarial. Una ciudad, su funcionamiento diario, es un mecanismo complejo que hay que mantener y este modelo de ciudad extensa, más allá de nuevas inauguraciones y sensación de novedad, provoca una serie de costes que ineludiblemente habremos de pagar incluso los que ven esa compulsión constructora como algo que directamente no les afecta. Me quiero centrar en tres aspectos.