domingo, 3 de junio de 2001

SE COMPRA SUEÑO



El reducto onírico parecía el único refugio no sometido a las leyes del mercado. Pero la ilusión comienza a tener un precio. 12800 millones, 5000 millones y podría así cubrir un artículo completo. Escribir estos números no es difícil. Hacer demagogia exponiendo una lista interminable de destinos alternativos para ese dinero tampoco. No es dispendio, es pura y dura inversión. La sonrisa del niño está calculada a priori por esos artistas de la venta de azúcar al diabético. El fútbol es, cada vez más, la imagen de esta sociedad: ingentes cantidades de dinero que viajan sin producir para llenar bolsillos de intermediarios, contratos con base en la “productividad” individual y quién más chifle capador, poder para especular y modificar la organización de las ciudades por encima del interés general y Fernández Tapias, vicepresidente del Madrid, calificando de lamentable espectáculo que debe acabar a la acampada de trabajadores de Sintel (un año sin cobrar) situada, casualmente, al lado de la Ciudad Deportiva. Ya me entienden.