lunes, 18 de abril de 2011

Justicia divina

A veces Dios castiga a los malos de la forma más cruel: dándoles la razón a sus argumentos pero impidiéndoles conseguir sus objetivos. La corriente dominante impele a conseguir los objetivos al precio que sea. A priori, y al margen de cualquier análisis ético o estético, puede tener sentido aquella consigna 'si pretendes algo no pares hasta conseguirlo, caiga quien caiga'. El problema empieza cuando se defiende la habitación destruyendo la casa. Y la morada común es el fútbol.
En la segunda mitad de los años ochenta, el fútbol italiano era el más pujante, el que conseguía mejores resultados y, como si fuese una pasarela, por allí desfilaban las estrellas más rutilantes del firmamento. Las demás ligas se alimentaban de las sobras.