lunes, 6 de marzo de 2017

OLÍMPICAMENTE DESCALZO

Para conocer los orígenes del vocablo ‘atleta’ hay que viajar hasta la antigua Grecia donde encontramos la palabra ‘athlos’ que viene a significar combate o competición. El atleta es, por tanto, la persona que compite frente a otras. Hay quien asocia ese ‘athlos’ con ‘athlon’, premio recibido por los combatientes destacados. Atleta, atendiendo a este par de interpretaciones, podría ser el simple competidor o el que busca el premio material en dicha contienda. Aunque lo cierto es que, en aquellas primeras competiciones, el premio de los atletas que resultaban victoriosos era, nada más y nada menos, la gloria eterna que se simbolizaba en el momento presente mediante la aclamación popular y la coronación con un tocado adornado con motivos vegetales.       

EXTRAÑOS MAMÍFEROS

La primera cuenta de dientes está condenada a una vida fugaz, es su sino. Como los teloneros cuya actuación antecede a la del grupo estelar, preparan, guían y estimulan. Sirven de estación intermedia, aves de paso para que el ambiente se vaya caldeando, para que el cuerpo se adapte a la nueva circunstancia de forma gradual. Un paso que sabemos tan obligatorio como efímero. Esos dientes de leche, dentición decidua que dicen los técnicos, aparece de forma paulatina desde que sobrepasamos la frontera de los seis meses de vida, permanece unos años y, como fueron saliendo, van cayendo empujados por una nueva retahíla dental que va llegando para quedarse.