jueves, 26 de marzo de 2020

EL TÚNEL

Hubo un antes y un después. El transcurso no será más que un breve lapso: el paso a través de un túnel que, sin figurar en el mapa, aparece de súbito. Los historiadores del futuro podrán dar cuenta de dicho transcurso, de ese después. Los que vivimos el shock del presente solo podemos referirnos al antes, en el túnel apenas hay luz, días que se asemejan a domingos por la tarde que preceden a domingos por la tarde; sucesión de tardes tontas esperando un lunes que se posterga.
De lo que vaya a haber en el momento de la salida, ni idea. Queremos imaginar que esperamos un tren que simplemente llega a la estación con retraso; que, aunque algo más tarde, llegaremos al destino anteriormente previsto. Pero no: ya no existe más realidad, más futuro inmediato, que “quién sabe”.
Por ahora, el túnel. De repente, todo es silencio, lentitud, miedo. Lo gaseoso, lo no mensurable, el aprecio, el reconocimiento, el ‘¿estás bien?’, se ha solidificado: volvemos a comprender el valor de lo que no cuesta, a desdeñar el precio de lo que no vale. Reparamos en el otro, sin embargo, perversa metáfora, un “otro” que tanto es apoyo, ayuda y afecto, cuanto recelo: cualquiera es, puede ser, quizá sea, foco potencial de infección. Nos necesitamos y nos tememos. 

viernes, 13 de marzo de 2020

DE LO QUE TODO EL MUNDO HABLA

Foto "El Norte de Castilla"
Entre que últimamente apenas salgo de casa y que, a cuenta de que se me rompió el mando del TDT, no he podido resintonizar canales de la tele, pues no me cosco de nada. El caso es que he salido a hacer la compra y veo a la gente arremolinada conversando con cierto gesto mohíno. Pregunto a un conocido con el que me cruzo en la puerta del supermercado.  “Chico, ¿no te has enterado? De lo del coronavirus, no se habla de otra cosa, ya no hay más temas ni de conversación, ni de información, ni de nada”. No lo entiendo bien, “¿Coronaqué? ¿Andan de nuevo los republicanos con alguna matraca?”. “Coronavirus”, especificó antes de irse. Virus y corona en la misma palabra. Mira, pensé inconcreto, algún algo que haya pasado con la monarquía. Quizá sea alguna enfermedad o tal vez solo sea un juego de palabras, una metáfora por vaya usted a saber qué. Discretamente,  pongo la oreja en las conversaciones y me entero de que el asunto afecta básicamente a las personas mayores. Tate, no va a ser Felipe sino Juan Carlos.

viernes, 6 de marzo de 2020

SONABA A EXCUSA

Imagen "El Norte de Castilla"
Hace casi 40 años se presentó en mi colegio el que entonces era obispo de Palencia, Nicolás Castellanos. Apunto antes el cargo que el nombre porque lo relevante, como recordaba por las escasas veces que un prelado se perdió por mi pueblo, se sustanciaba en el excepcional hecho de que un obispo nos honrara con su visita. Enseguida dio y dimos la vuelta al asunto: donde esperábamos pompa, prosopopeya y protocolo nos encontramos con un tipo tan normal que no nos parecía obispo. En vez de bendiciones, besamanos y demás zarandajas, hizo corro con nosotros y hablamos de lo que se nos fue ocurriendo.
Quizá por tragón, me asustaba la palabra hambre, me desasosegaba saber que existían personas que no podían comer, que morían por ello. Siempre sentí y pensé que no se podía estar tranquilo mientras hubiera alguien sin alimento. Mi colegio, el de San Juan de Dios, en ese sentido dotaba de contenido teórico y práctico a esa inquietud: sirva como ejemplo y recuerdo que en aquel corro también estaba Miguel Pajares, el cura que falleció tras contraer el ébola en Liberia.