domingo, 29 de marzo de 2009

KANUTÉ O LAS LEYES DE LA PALANCA

Cuando se escribe la historia suelen marcarse en rojo las fechas en las que ocurren los acontecimientos más relevantes, a la vez que se esconden en renglones secundarios los hechos verdaderamente trascendentes que dan lugar a ellos. El Sevilla presume de los títulos conseguidos durante el último trienio, alardea de currículo y tiñe de oro las fechas en las que sus estanterías se adornaron con trofeos de prestigio, pero el día clave en el despegue de los de Nervión sólo lo podremos encontrar en oscuras hemerotecas: aquella mañana en que Kanoute selló el contrato que le unía a este club. Debería ser fiesta en el calendario sevillista. Ayer, como tantas veces, ha ganado el partido solito. En las escuelas de delanteros tendrían que rayar los soportes en los que se guardan sus partidos, su juego es un compendio de todas las virtudes éticas, técnicas y tácticas con que se forja un atacante. Valdrían los tres goles con los que ha asaeteado al valladolid para elaborar el material para un curso: tres goles con cuatro toques al balón. Los precisos para hundir a un equipo que durante media hora se creyó capaz de tumbar a los sevillistas. Hasta que el malí hundió el puñal al filo del descanso. Y ahí terminó la batalla.