martes, 18 de diciembre de 2012

LA MUSA Y LA CADENA


A Pablo Picasso se le atribuyen dos frases aparentemente contradictorias pero que en el fondo no lo son. Dicen que una vez afirmó, al ser preguntado acerca del método que utilizaba para buscar la inspiración, que él no buscaba, simplemente, encontraba. Así dicho, parecía un canto a la improvisación, una forma de ‘ir de genio’ que desdeñaba el trabajo dejando todo en manos de un instante de iluminación.
En otra ocasión, el pintor de origen malagueño respondía que las musas existen, pero que cuando llegan te tienen que encontrar trabajando. Ahora se empeña en recalcar la importancia de la insistencia, valora las horas que, pincel en mano, pasó sin dar el visto bueno al resultado, reconoce la necesidad de esos miles de metros cuadrados de lienzo convertidos en una pelota y pateados hacia alguna papelera antes de culminar cualquiera de sus obras.