lunes, 19 de enero de 2009

BOTELLA LLENA O VACÍA



Medio vacía. Tenemos 23 puntos, es cierto, la distancia a la frontera del descenso es aún sustancial pero, ay, nada tranquilizadora. El equipo ha perdido su frescura y parte de su osadía por lo que, en su caminar, parece un gorrión que deambula alicortado.
Asusta pensar que, del hatillo de puntos logrados, el Real Valladolid ha conseguido 15 frente a los equipos que ocupan los 7 primeros puestos y 8, sólo 8 míseros puntitos, ante los doce últimos. Somos los más torpes del pelotón de los torpes y podemos respirar gracias a una milagrosa racha que difícilmente se repetirá en la vuelta del desenlace. La testarudez de Mendilibar, queremos jugar como deben hacerlo los grandes pero no sabemos, nos aboca a una dramática conclusión. Cuando un rival se cierra nos convertimos en un felino sin uñas ni dientes expuesto a que cualquier accidente nos seque la cuenta. ¡Cuánto añoramos a Joseba Llorente! Su trabajo en la presión y su inasequible optimismo aportaba unos golitos imprescindibles que hoy no poseemos. Sin un delantero que golee, sin un centro del campo que cree, sin una defensa que merezca tal reconocimiento y con Sergio Asenjo hospitalizado, no se atisba una verde primavera.
Medio llena. Tenemos 23 puntos tras media liga jugada, con 46 nadie desciende. Los puestos de desahucio no se ven por más que giremos el cuello. El equipo ha mostrado sus óptimos argumentos futbolísticos frente a los mejores equipos de la liga, sólo la mala suerte y un exceso de confianza en algunos partidos -todo hay que decirlo- han impedido que al final de la primera vuelta superásemos la treintena de puntos. Con mejor fortuna y la lección aprendida se avista una cosecha primorosa tras una primavera propicia. Mendilibar sabe lo que quiere y su tesón siempre recibe recompensa, el equipo propone un fútbol vistoso y ha sabido reciclar al grupo tras la marcha de Joseba Llorente. En temporadas anteriores el delantero acaparaba los goles, hoy cualquier jugador se aprovecha del bagaje colectivo para anotar. El fútbol es cosa de rachas y saldremos de ésta. Cuando las lesiones permitan asentar al cuarteto defensivo titular, se recobrará esa confianza perdida y Zorrilla volverá a hacer la ola. No olvidemos que el equipo se ha mostrado sólido en casa y esto es, siempre, un depósito de tranquilidad. El Real Valladolid se está consolidando deportiva e institucionalmente y esta temporada supone otro pasito respecto al año pasado. Lo mejor está por venir.
En fin, dos formas de ver la botella cuando de ella hemos bebido la mitad. Tras los diecinueve tragos que restan conoceremos el desenlace. Quedan seis meses para sufrir o para soñar.