jueves, 31 de mayo de 2018

BARANDALES PARA TODOS

Imagen tomada de theaustralian.com

Los Mamoudou Gassama son negros, negros. Sociológicamente, negros, negrísimos. Tan negros que se mimetizan con la noche para volverse transparentes como estrategia para evitar ser, siquiera, percibidos. Porque ser, lo que se dice ser, son; son porque piensan y viven, son tanto que cada minuto están obligados a pensar qué hacer para parecer que no son, a vivir sin que se perciba que viven.
Bajo la piel de Mamoudou Gassama, el concreto Mamoudou Gassama, circula un torrente de sangre roja, roja. Sangre viva que aún no se ‘ahorchatado’ por los efectos narcóticos de nuestra civilización. Sangre instintiva que le urge a acudir en auxilio de quien lo necesita sin parar a decidir si el acto entraña algún riesgo o no, si es peor el remedio que la enfermedad, si no será mejor grabarlo para conseguir seguidores en las redes sociales.