sábado, 29 de junio de 2013

LA CAVERNA DE WERT

No son palabras inocentes, ni ocurrencias lanzadas al aire; frases como la del ministro Wert son, como en el platónico mito de la caverna, haces de luz que sirven para que veamos solo las sombras que quiere que se reflejen, mientras fuerzan a la realidad a tomar otros caminos. Dice Wert que el estudiante que no obtenga una nota media de un 6,5 no está bien encaminado. Lo dice para justificar un hachazo a las becas y nos centramos en ese 6,5 proyectado en la pared del fondo de la caverna. Ipso facto, ese estudiante genérico, en el imaginario de muchos, se convierte en un manirroto responsable de los desfases en las cuentas públicas, pareciera, de no ser por ‘tan pesada carga’, que la Universidad nadaría en la abundancia. Pero resulta que no, que el debate no es el 6 y medio porque la Universidad sigue abriendo las puertas al que con un 5 puede pagar. Ah, decimos, si lo puede pagar, allá él si suspende o repite cinco veces. Ahí está, sin embargo, la realidad que no muestra la sombra proyectada: el alumno que puede pagar financia solo el 20% del coste, el 80% restante sale, también, de los bolsillos del que ha sido expulsado por razones económicas. O sea, familias que no llegan a mileuristas pagan impuestos que financian una Universidad a la que no pueden ir sus hijos. Pero el daño previsto cuando se pronuncia la frase ya está hecho, ha funcionado como una carga de profundidad que abate las defensas y se incrusta en eso que mal llamamos sentido común.

miércoles, 19 de junio de 2013

PRÍNCIPE SAGAZ PERDER MEMORIA

Príncipe Sagaz galopar en grande caballo de hierro, cabalgar más rápido que rayo, avanzar más deprisa que eco en la montaña. Tan, tan, tan veloz que viento de máquina que refresca golpear en su neurona y Príncipe Sagaz perder recuerdo de sus antepasados.
Cuando caballo parar, Príncipe bajar y hablar para alcachofa que guarda palabras y pedir a Presidente Solohabloteleplana potenciar inversiones como grandes caballos de hierro. Decir Príncipe: más grandes caballos, más trabajos para gente pueblo. Presidente asentir, reír y callar porque sí tener memoria pero no interesar recordar. Pueblo, antaño, crecer más que río en otoño. Mucho trabajo, mucha choza, mucho camino para pequeños caballitos surcar país, mucho nido para pájaros sin pájaros…pueblo comer pan hoy, pero menos que hambre mañana. Príncipe decir que más pan hoy porque no recordar que así mañana más hambre.

jueves, 13 de junio de 2013

ESPERANDO A UN CÍNICO

La noticia pasará de puntillas, parecerá una de tantas, se liquidará en un breve y, media hora más tarde, nadie recordará haberla leído. Juan López-Dóriga, el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional, deja el cargo. Pero tras lo anodino de la información, se esconde una realidad insobornable: si en todas las partidas con algo de contenido social ha habido una tijera encargada de recortar la silueta hasta dejarlas en los huesos, en la materia de la que hablamos directamente se ha arrancado la hoja y de ella solo queda el poco papel que se enreda en el muelle de los cuadernos. La destitución, la dimisión o lo que haya sido esto, no es, por tanto, un cambio sin más, sino la consecuencia del sibilino vaciado de un área escondiendo esta miseria moral en el maremágnum de recortes.


jueves, 6 de junio de 2013

JESÚS ‘EL FERRETA’, TRISTE POESÍA

‘¿Qué es violencia?’. Dicen, mostrando la foto que publica un periódico, que violencia es un contenedor quemado o un puñado de personas gritando con rabia en la calle. Dicen sin mirar alrededor, Jesús. Dicen, sin ser conscientes de las consecuencias de sus actos, o peor, siéndolo y resultándoles indiferentes. Saben que son los amos y el telediario les da la razón, van ganando la guerra. Han sabido extender el miedo bajo cuyas fauces habita la resignación, después la nada. La rebeldía sigue siendo un camino sin explorar, porque nadie se aventura en él yendo solo, sintiéndose poco acompañado.

domingo, 2 de junio de 2013

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Cuando Terrence Malick decidió que ‘El árbol de la vida’ era un título idoneo para la película que tenía entre manos, lo hizo sin asociar ese título a ninguna otra cinta anterior. The tree of life sonaba rotundo y definía de un trazo la idea que plasmaba en este poema visual que cuenta la peripecia vital de Jack O`Brien. Malick nos muestra la infancia del protagonista sacudida por dos vientos y de sentidos opuestos: el vendaval paterno quería dotar a Jack de herramientas para poder sobrevivir en una sociedad cruel; la brisa materna solo pretendía acariciar el rostro con la ternura cotidiana. Años después, Jack, ya adulto, es incapaz de encontrar el viento que le marque el sentido al que ha de dirigir las velas de su vida. Camina a trompicones buscando esas respuestas que den sentido a su torpe deambular, pensando que así podrá reconciliarse con su padre que es la única manera de reconciliarse consigo mismo para poder cerrar el pasado.