lunes, 29 de enero de 2018

MÁS ABURRIDO QUE UN MONO EN UN BONSÁI

Imagen "El Norte de Castilla"
En los oficios relacionados con el manejo de las palabras ocurre que a veces un profesional se atasca, no encuentra la palabra precisa, no atina con la imagen adecuada. No cuesta imaginar al poeta, pluma en la mano derecha mientras con la izquierda se rasca la cabeza, desesperado. Pese a ser un experto muñidor de palabras, entendemos que hoy no es su día. La caprichosa inspiración ha decidido no presentarse y, así,  el papel se va llenando de tachones que ocultan versos fallidos. En paralelo, casi sin saber cómo, a buen seguro sin pretenderlo, personas profanas a estas artes reciben la inesperada visita de alguna musa y, en medio de cualquier conversación, se les cae una maravillosa metáfora; dibujan, sin darse importancia, una imagen perfecta. 

jueves, 25 de enero de 2018

MURMURACIONES TRAS LOS VISILLOS

Los urbanitas se jactan de despreciar los pueblos pequeños porque, a diferencia de las grandes ciudades en las que el anonimato aporta dosis de libertad, son reductos cerrados donde todo lo que pasa se sabe y lo que no ocurre se inventa. El cotilleo, la comidilla, la murmuración, sustituyen al periódico como yacimiento de material para nutrir las conversaciones cotidianas. Quien sale de la norma es fustigado por un chorreo de palabras que corren de boca en boca afeando tal comportamiento, imponiendo unas costumbres y una moral rígidas de las que solo se puede escapar mediante la hipocresía. Mientras, quienes vigilan tras el visillo los comportamientos ajenos, los mismos que hacen chanzas sobre los díscolos, se despreocupan de si los techos de sus casas se agrietan o las paredes se abomban.

domingo, 21 de enero de 2018

MATA, COSECHA 16-17

Foto El Norte de Castilla

De cuando en cuando, el cerebro y el cuerpo emprenden diferentes caminos. No es lo habitual, claro. De normal, se acompañan, van de la mano por más que sus responsabilidades –el uno dirige; el otro, puesto a sus órdenes, ejecuta–sean de distinto calado. Incluso, en los momentos en que el cuerpo falla, cuando pretende aislarse, el cerebro no lo permite y, con tal de mantenerse unidos, insiste en mantener vivo su mandato. Quiero y no puedo, lo llamamos. En estos casos, si el cuerpo se empecina en su negativa, el cerebro rebaja paulatinamente su nivel de exigencia y puede caer en el abandono. Entonces, ni se puede, ni se quiere. Aun así, aunque ninguno tenga fuerzas suficientes para mantenerse en pie, se detienen juntos en el mismo punto y, en un ejercicio de masoquismo, se cuentan sus miserias. Cuando es el cerebro el que pretende marchar solo, sin embargo, no hay cuerpo que le pueda acompañar. A aquel, introvertido, endogámico, silencioso, que se retuerce y da vueltas sobre sí mismo, le incomoda cualquier compañía. El pobre cuerpo, sin órdenes claras, puede abatirse, arrastrarse tratando de perseguirlo o caer fulminado en el imposible empeño de darlo caza en este circuito perversamente diseñado en espiral.  
Esta tendencia es demasiado acusada en los delanteros. Sus cerebros pasan largas épocas murmurando, lanzando soliloquios que solo ellos escuchan . El cerebro de Mata –el ‘nueve’ del Valladolid, el pichichi de la categoría– llevaba un periodo alejado de estos traumas, caminaba feliz en compañía de su cuerpo obediente. Ordenaba al pie. ­

jueves, 18 de enero de 2018

LOS ESPOLONES DEL GALLO NARANJA

En las elecciones catalanas, el gallo Ciudadanos se comió todo el maíz que se había esparcido, un alimento con el que terminó de esculpir una figura apolínea. Mientras, por desnutrición, el cuerpo de sus futuros rivales en las contiendas españolas quedó hecho unos zorros. Poco, por no decir nada, han tardado los fotógrafos de la demoscopia en mostrarnos que la cresta del gallo anaranjado luce ya más alta que la del resto. 

domingo, 14 de enero de 2018

LA MALDICIÓN DEL PRIMER MATRIMONIO

Ha transcurrido más de un siglo y la secuencia siempre se repitió de la misma forma. Todas las mujeres de las últimas cuatro generaciones de la familia Lefebvre fueron sucesivamente encontrando la felicidad –la estabilidad, la armonía o el factor que sea que permita que un matrimonio se consolide– tras las segundas nupcias una vez que el primer intento hubo sido fallido. Isabelle, una joven del clan, comparte vida y proyecto con Pierre. Querría casarse pero, atormentada, no se atreve al haber interiorizado aquella circunstancia como una maldición de la que no podría escapar. Los signos que denotan ilusión, sin embargo, vuelven a  dibujarse en su rostro cuando su cabeza pergeña una idea en apariencia infalible: habrá de encontrar un hombre con quien casarse para, inmediatamente, firmar los papeles del divorcio. De mostrarnos las vicisitudes de la puesta en práctica del plan se encargó en el 12 Pascal Chaumail con su «Llévame a la Luna», una de esas comedietas románticas que tanto valen para unas risas como para una siesta. 

jueves, 11 de enero de 2018

LA IMPERTINENCIA DEL ‘TENGO DERECHO’

Imagen tomada de elcomercio.es
De una forma similar a lo que ocurre en la Física, en el devenir histórico se cumple el principio de acción y reacción. Así, a cada periodo de compresión le sucede uno de expansión y viceversa. De esta forma, las páginas de la historia se van alimentando de movimientos pendulares que nos llevan de un lado al opuesto en sucesivos movimientos de ida y vuelta. En esta nuestra España, tras la muerte del dictador se produjo uno de esos momentos en los que el péndulo viró de una orilla a la otra. De una libertad comprimida, menoscabada, se pasó a un terreno inexplorado, a un nuevo espacio en el que hubo que experimentar en qué consistía el contenido de un término tan hermoso que parecía abrirse de par en par.

lunes, 8 de enero de 2018

EL RAPAZUELO IMPACIENTE

Los rivales conocen las carencias del Real Valladolid y le encuentran las cosquillas con suma facilidad a poco que se lo propongan


Foto El Norte de Castilla
La vida concede tiempo casi para todo. Sí, vale, es demasiado corta y siempre andamos con la sensación de que no va a haber días suficientes para desarrollar todo cuanto querríamos, vivimos con ese remusgo de no haber aprovechado en condiciones la dádiva de vivir. Mas aun así, –la mayoría– tenemos momentos, días, etapas, variopintos que son suficientes para llenar el fardel con toda la gama de sentimientos, emociones o experiencias. Lo sorprendente es que la humana forma de afrontar esta realidad se muestra como una paradoja: de más jóvenes, cuando el tiempo por delante parece infinito, se vive de forma apresurada, como si el tiempo apremiase; al arrugarse el rostro, cuando aparece la consciencia del límite, los tragos se toman más largos, como si no hubiera prisa por terminar la copa, como si nada más urgiera. Lo que se ha aprendido en el entretanto es a seleccionar los momentos, a dar a cada tiempo una lectura. Así, los malos se viven con menos drama –con la consciencia de que son, a la vez, pasajeros y ley de vida–; los buenos, se saborean sin más.

jueves, 4 de enero de 2018

LIBERTY VALANCE Y EL RESPETO ANIMAL

La ética no es un absoluto ni se muestra inmutable, por lo que en paralelo coexisten varias y estas varias pueden ir perfilándose en función de los cambios sociales que inexorablemente se producen. A pesar de ello, ciñéndonos a un determinado lugar y a una época concreta, es habitual que se consolide un núcleo ético socialmente compartido. Como consecuencia, el carácter dialéctico de la ética siempre arrastra a momentos en los que a un determinado respecto existen dos visiones antagónicas: una previa en declive y otra que va permeando por los diversos ámbitos de la sociedad. Una situación de conflicto que reflejó con maestría John Ford en su película ‘El hombre que mató a Liberty Valance’. En ella asistimos al enfrentamiento entre Ransom Stoddard, un abogado, furibundo defensor de la ley como instrumento para conseguir la paz social, y Tom Doniphon, un buen tipo que no desdeña el uso de la violencia como medio para alcanzar ese mismo objetivo. El mal, para ambos, es el mismo: la banda de forajidos liderada por Liberty Valance’.