viernes, 20 de septiembre de 2019

UN CUARTO DE SIGLO, UNA ETERNIDAD


Algunas efemérides nos sirven para recordar grandes hitos históricos, momentos singulares que trazaron una frontera en el tiempo que separaba un antes de un después. Otras, más modestas, normalmente más cercanas, nos son útiles para comprender -cuanto menos para intentarlo- determinados cambios sociales que, por momentos a la chita callando, por momentos a voces, se han ido produciendo. Son fechas ancladas en la memoria que, al recordarlas, producen en nosotros un efecto similar al de detenerse ante una foto vieja en la que aparecemos rodeados de aquella pandilla de veranos atrás. Una mezcla entre la necesidad de ubicar a los protagonistas -¿Qué sería de Fulanito? Nunca volvimos a saber de él. Pobre Menganita, ¡cómo se cebó la vida con ella!- y la certeza de constatar unos cambios que, si bien no se notan de un día a otro, pueden ser crueles cuando la distancia se mide en decenios.