domingo, 14 de enero de 2018

LA MALDICIÓN DEL PRIMER MATRIMONIO

Ha transcurrido más de un siglo y la secuencia siempre se repitió de la misma forma. Todas las mujeres de las últimas cuatro generaciones de la familia Lefebvre fueron sucesivamente encontrando la felicidad –la estabilidad, la armonía o el factor que sea que permita que un matrimonio se consolide– tras las segundas nupcias una vez que el primer intento hubo sido fallido. Isabelle, una joven del clan, comparte vida y proyecto con Pierre. Querría casarse pero, atormentada, no se atreve al haber interiorizado aquella circunstancia como una maldición de la que no podría escapar. Los signos que denotan ilusión, sin embargo, vuelven a  dibujarse en su rostro cuando su cabeza pergeña una idea en apariencia infalible: habrá de encontrar un hombre con quien casarse para, inmediatamente, firmar los papeles del divorcio. De mostrarnos las vicisitudes de la puesta en práctica del plan se encargó en el 12 Pascal Chaumail con su «Llévame a la Luna», una de esas comedietas románticas que tanto valen para unas risas como para una siesta.