De la misma manera
que un vidente no es un señor con dos dientes aunque vaya mostrando los
paletos, el bipartidismo no es una alternancia entre dos partidos aunque dos
partidos sean los dientes visibles. El bipartidismo, como el gótico, el barroco
o el neoclásico, es un estilo de arquitectura, una manera de entender el diseño
y el desarrollo en la construcción de los edificios: las plantas más altas tienen
una fachada amable y unos muros gruesos que garantizan su uso a los que allí
viven mientras la casa se sostenga. La parte de abajo es un conglomerado de
estancias y pasillos que forman un laberinto en el que sus habitantes no
terminan de saber donde están. De esta forma, en cada conversación, estos permanecen
entretenidos sintiéndose libres para debatir de lo que quieran, e incluso
pueden fantasear con que ese corredor conduce a la parte alta de la estancia, y
se les permite mientras no caigan en la tentación de querer jugar con las cosas
de comer. No por nada personal, como dijera Michael Corleone, son solo
negocios.