viernes, 4 de abril de 2003

LEYES ILEGALES

Por si fueran escasos los frentes de batalla abiertos por este gobierno, el Tribunal Supremo les aniquila la política de extranjería. En este contexto bélico, en el que los periódicos escriben con sangre la mayoría de sus páginas, la sentencia ha pasado casi de rondón. Pero hela ahí. El polvo “teníamos un problema y lo hemos solucionado”, con la lluvia que ha caído, llena de lodo la política social de un gobierno a la deriva. Y les desmonta su concepto de democracia. La contestación social a esa ley fue de dimensiones considerables; ciudadanos, grupos políticos y ONG´s pretendieron que el gobierno menguara sus ínfulas xenófobas. Aznar, a lomos de su mayoría absoluta, respondió con el desprecio: la mayoría la tenemos nosotros y esta ley la ha aprobado el parlamento, valen más nuestros votos que la respuesta de la calle. Pero son muchos ya los casos en los que los tribunales infligen serios varapalos al gobierno por desamparar derechos o libertades.

Una democracia no es una sucesión de dictaduras de cuatro años, hay unos derechos básicos que respetar. Esta política de hechos consumados es, además de una aberración jurídica, un golpe axial a la estructura de un estado de derecho. Porque, aunque exista el amparo, siempre a posteriori, de un tribunal, ¿quién resarce del daño cometido en tanto se aplica una ley ilegal?, ¿de qué servirá que dentro de tres años algún tribunal anule la decisión del parlamento de intervenir en una guerra? La mayoría absoluta galopa desbocada.