lunes, 9 de marzo de 2009

LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN DEL PORTERO

En estos tiempos en los que impera la interconexión planetaria, las fronteras se han ahuecado, los capitales fluyen sin control y las mercancías vienen y van, hemos visto proliferar las marcas de origen para certificar la procedencia de los productos y avalar un plus de calidad sobre otros similares. Se resalta el origen pero se olvida que la distinción no depende sólo de este factor, sino del acervo de conocimientos acumulados por generaciones de productores. Un buen producto es hijo de décadas de buen hacer pero en poco tiempo se puede arruinar lo que tanto había costado crear. Años atrás, un portero con la marca de la Real Sociedad garantizaba seguridad, el equipo que se hacía con los servicos de un cancerbero de la escuela donostiarra aseguraba su portería. La factoría guipuzcoana forjaba porteros y no tenía empacho en exportarlos: en la recámara aparecía uno mejor. Cuando el Betis fichó a Esnaola, Urruti se asentó como titular. Cuando éste emigró a Barcelona para jugar en el Espanyol y en el Barça, la salvaguarda de la portería realista se le encomendó a un joven llamado Luis María, Arconada para la historia.