jueves, 9 de enero de 2014

ESAS PEQUEÑAS LEYES

Siempre hemos escuchado que la historia la cuentan los escribas del bando vencedor. No es cierto del todo, la realidad más certera nos muestra que si el derrotado tiene más poder (aunque parezca una contradicción ocurre a veces) es capaz de voltear la realidad e imponer su mirada. Así sucede en muchas guerras de descolonización, incluidas las actuales, en las que el imperio encalla. Pero las verdades y las mentiras que conviven impresas en los libros de historia tienen cada vez menos peso en el imaginario colectivo. El conocimiento racional se encoge para el común de los mortales ante la pujanza de los medios audiovisuales que intervienen en el territorio de las sensaciones o en el de las emociones. Conocemos más de la II Guerra Mundial por el cine o por las novelas que por los libros de historia. Así, podemos pensar que el desembarco de Normandía se produjo por el engaño de los aliados sobre el punto concreto en que tal ofensiva se iba a realizar, se tiende a olvidar que ese engaño solo pudo darse porque el grueso del ejército alemán estaba enterrándose en Stalingrado y no podía defender más de un flanco en las costas francesas.