jueves, 30 de mayo de 2013

AQUÍ ME TIENES, ESPAÑA

Él oye el sonido del teléfono y traslada el auricular a su oído con la calma propia de quienes han aprendido a someter todos los movimientos a una disciplina gestual.
-Sí, dígame.
Del otro lado del hilo le llega la voz cadenciosa de una mujer que, por el tono lastimero, denotaba una angustia que hacía presagiar una situación desesperada.
-Buenos días. ¿Es usted José María? 
Un sonido gutural le sirve para dar razón a la pregunta retórica de su interlocutora y que da pie a que esta vaya perdiendo el miedo y entrando en conversación.
-Me alegro de hablar de nuevo con usted, no sé si me recuerda, mi nombre es España y ahora, más que nunca, le necesito.