jueves, 30 de noviembre de 2017

TAN DISTINTOS, TAN IGUALES

Imagen tomada de elcorreo.com
Miro. En una plaza que puede ser cualquiera de cualquier ciudad, tres chavales, dos chicos y una chica, se encuentran sentados en un banco. Sus culos reposan sobre la parte alta del respaldo; los pies, en la zona destinada a los culos; sus torsos, levemente inclinados hacia adelante; las piernas, juntas y la mirada, como abstraída, dirigida a sus manos con las que sostienen un móvil. Detrás, un bar, uno de los bares de los que conocen la contraseña para acceder al wifi.
El mundo, todo su mundo, parece, eso creemos, que se esconde debajo de esa pantalla. Parece, eso pensamos, que cada cual está a lo suyo como si fueran tres entes aislados. De vez en cuando, sin embargo, alguno levanta la cabeza, sonríe e, inmediatamente, el resto ‘complicea’ sonriendo. Al rato, otro miembro del grupo se gira hacia los otros dos, toca la pantalla del móvil y les muestra el descubrimiento.