jueves, 12 de abril de 2018

ES EL MAPA, NO EL CURRÍCULUM


La democracia no es más que un, por más que complejo, simple ejercicio de abstracción a la manera de un mapa: un papel en el que se han trazado líneas y escrito indicaciones que nos sirve para tener una somera idea de dónde nos encontramos, para saber cómo movernos dentro de un determinado territorio si queremos avanzar hacia algún sitio. Un papel que se conserva en la medida en que es cierta la relación entre el dibujo y la realidad, entre lo que entendemos y lo que es. Si, cuando creemos estar a punto de alcanzar una plaza arbolada tras haber seguido las directrices pautadas en el mapa, nos encontramos en un gris callejón sin salida, maldecimos en alto, hacemos del papel una pelota y la pateamos. La democracia es así de delicada, cuando el trazo deja de representar la realidad, la desconfianza hace nido en el hueco. El plano se vuelve papel inútil y nos colocamos al albur de cualquier patada que lo lance a la nada.