jueves, 17 de enero de 2019

¿ES ESO ASENTAR POBLACIÓN?

En eso se parece a su predecesor en la alcaldía vallisoletana; Óscar Puente abre la boca con la misma intención con la que  otros extienden el brazo y aligeran  la mano. Cuando la cierra, un mandoble ha tomado ya el camino de ida. A partir de ahí se abre el tiempo de los coscorrones de vuelta. Como muchas veces atiza sin mirar, le llueven obleas hasta en el cielo de la boca. Con frecuencia, estos saltos en la charca no son más que pequeñas ventosidades sonoras, polémicas con más ruido -por aquello del ¡uy lo que ha dicho!- que nueces de debate de verdadero calado. En estos casos, levantada la polvareda, se defiende como el personaje del soneto cervantino, ‘Y luego, incontinente,/ caló el chapeo, requirió la espada,/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada’.
En algunas ocasiones, sin embargo, lanza algunas frases con el trasfondo suficiente para ser debatidas y ponderadas por el destinatario. El problema de estas últimas es que también las suelta en modo exabrupto, sin anestesia, de forma que las respuestas que recibe van en la misma línea que si hubiera dicho una chorrada. Desactiva así el potencial de la idea que pretende invocar. Es el caso de la penúltima -con Puente no se puede decir nunca ‘la última’, porque en menos tiempo de lo que tardas en firmar el texto ha podido blandir de nuevo su flamígera lengua en vaya usted a saber qué derroteros-, la solicitud a la Junta de Castilla y León de que apueste más por la capital vallisoletana si lo que pretende es fijar población en la comunidad. El primer edil, en este caso, se vistió de armadura antes de desenvainar: “Voy a decir una cosa que seguramente no va a gustar”.