lunes, 20 de octubre de 2008

MIEDO ANTE EL HIMALAYA

El Real Valladolid recibió los primeros silbidos de desaprobación al colectivo. La afición empieza a soplar miedo. El equipo no ha aprovechado los buenos tiempos del calendario para abastecer su despensa con puntos y se avista un Himalaya en carrera de aquí a finales de noviembre que hace temblar a la grada. Mendilibar, además, no encuentra la nota que dote de armonía a la partitura que tiene que interpretar la orquesta ni los músicos ideales para la puesta en escena. Su equipo juega de una forma perfectamente académica, pero sin alma. Conforman un bloque trabajado pero sin capacidad para improvisar, elaborado pero previsible, con esquema pero con la ausencia de un guión, sin ese punto que distingue a Mozart de Sallieri -salvando las distancias-. Viendo jugar al equipo de Mendilibar, los simples aficionados seguiremos echando algo de menos por más que reciba halagos desde esa pléyade de colegas que sólo hablan de líneas trazadas en sus pizarras porque, hartos de fútbol, han perdido el apetito y son incapaces de entender que lo más grande que este deporte ha ofrecido siempre se realizó al margen de sus directrices.