jueves, 30 de octubre de 2014

ENTRE SÍ DECÍA…

En un pasaje de la calderoniana ‘La vida es sueño’, Rosaura se dirige a Segismundo y le recita en verso lo misma historia que ya relatara Don Juan Manuel en el décimo cuento de ‘El conde Lucanor’: “Cuentan de un sabio que un día/ tan mísero y pobre estaba,/ que solo se sustentaba/ de unas hierbas que cogía./ ¿Habrá otro, entre sí, decía,/ más pobre y triste que yo?/ y cuando el rostro volvió/ halló la respuesta, viendo/ que otro sabio iba cogiendo/ las hierbas que él arrojó“. En ambos textos la moraleja posterior invita al consuelo, incluso a obtener ventaja, al hacerse uno consciente de que, por mal que vengan dadas, siempre podrás encontrar gente en peor situación. Yendo más allá podemos entrever que lo que lleva a salir de un atolladero es la certeza de que nunca se toca fondo, el miedo a empeorar. Puede ser que ese estímulo proporcione el vigor suficiente para revertir una situación dramática, lo cierto es que ambos autores recuerdan cómo la fortuna sonrió al primer sabio, pero nada sabemos del segundo, quien, de no haber encontrado a su vez a un tercero aún más pobre, moriría de hambre en cualquier secarral.