martes, 5 de octubre de 2004

LA IMAGEN DE ESPAÑA

Polvo en el horizonte, las tres españas cabalgan a lomos de sus corceles: Balón, Pancarta y almidón. Mientras la primera se anestesia y la segunda reaparece tras años de “no sabe no contesta”, la tercera se viste de boda para mostrar una apariencia impoluta, esmoquin sin arrugas que viste mucho entre los que se reúnen para cantarnos que “Europe is living a celabration”. Pero tienen miedo y se ofuscan, el mejor momento para escuchar sus verdades tantas veces escondidas en eufemismos ininteligibles. Tras años de piquete televisivo coreando que España va bien, acusan de trepanar la imagen hispana a quien desafía en carne propia esa consigna por hacerlo delante de invitados de postín. Tal como Juan Diego en los Santos Inocentes. Han vendido frascos con suspiros de la virgen y acusan de herejía a quién sólo ve botes con aire. Cuando la realidad se impone a la consigna intentan cuartear  a quienes sienten como plebe: enemigo en paro, enemigo inmigrante, enemiga mujer... Enemigos de España. De su España homogénea, de su burbuja irreal. Pero hay otra. La que puede disfrutar de un mundial que se acerca y a la vez salir a la calle consciente de que su existencia no es la entelequia que se cuenta en el telediario. Ese caballo llamado Balón no puede permanecer en la cuadra eternamente anestesiado. Corre el riesgo de volver del mundial a las primeras de cambio.