jueves, 25 de enero de 2018

MURMURACIONES TRAS LOS VISILLOS

Los urbanitas se jactan de despreciar los pueblos pequeños porque, a diferencia de las grandes ciudades en las que el anonimato aporta dosis de libertad, son reductos cerrados donde todo lo que pasa se sabe y lo que no ocurre se inventa. El cotilleo, la comidilla, la murmuración, sustituyen al periódico como yacimiento de material para nutrir las conversaciones cotidianas. Quien sale de la norma es fustigado por un chorreo de palabras que corren de boca en boca afeando tal comportamiento, imponiendo unas costumbres y una moral rígidas de las que solo se puede escapar mediante la hipocresía. Mientras, quienes vigilan tras el visillo los comportamientos ajenos, los mismos que hacen chanzas sobre los díscolos, se despreocupan de si los techos de sus casas se agrietan o las paredes se abomban.