domingo, 22 de octubre de 2017

MÁS BESOS, MÁS VECES, EN MÁS SITIOS

No sé si somos nosotros los que caminamos sobre la senda que marca el  tiempo o es este el que transita a través nuestra dibujando en el trasiego secuelas en los cuerpos que va pisoteando.
No sé si soy más de Heráclito y pretendo adentrarme por distintas veredas que acercan a una verdad cambiante o más de Parménides y asumir que nada cambia, que el camino solo es uno.
No sé si somos nosotros los que nos dirigimos a la Seminci y cada octubre nos topamos con ella o permanecemos quietos y es la Seminci la que emerge puntualmente para acudir a su cita otoñal. De una u otra forma, el momento del encuentro es este y ahí está la noticia, el meollo del asunto: que el festival de cine se ha recluido en las salas y arropado en las pocas fechas de su semana; que sea y exista solo para sí, en sí mismo. Parece, y si esto es así será la mejor de las noticias, que la Seminci pretende ‘desensimismarse’ y salir de ambas prisiones autoimpuestas–la del espacio y la del tiempo-.