miércoles, 31 de agosto de 2016

CÓMO HEMOS CAMBIADO

Dejar de fumar, aprender inglés, subir a Primera; todos los inicios de ciclo son aparentemente iguales, se nutren de ilusiones y arrastran una sarta de buenos propósitos que, por algún motivo, dejamos pendientes en el curso anterior y el anterior... Pero solo aparentemente.
Nuestras sociedades tienden cada vez más a analizar, a valorar, en función de los resultados, olvidando voluntariamente el cómo se ha llegado a tal conclusión. Se entiende por bueno lo que bien acaba y, a partir de dicho fin, se santifica o estigmatiza el camino recorrido. Se nos muestra al triunfador ensalzando sus cualidades, relatando sus historias, sin explicar que muchas similares nunca llegaron a buen puerto. Sabremos, por ejemplo, de un senegalés - uno- que triunfa en el cine, el fútbol o la música; escucharemos el relato de las peripecias vividas; se ensalzará su valor, su arrojo, para dejar su tierra de origen y emprender tan arriesgado viaje. Nadie hablará, sin embargo, de los que pretendieron labrarse un camino similar -multitud- y que fueron engullidos por las aguas. No tendremos idea, siquiera, de cuántos son.