lunes, 2 de febrero de 2009

LA MERLUZA EN EL PLATO DEL POBRE



Febrero nos devuelve la sonrisa tras un enero negro en el que el Valladolid se había perdido en un túnel del que no encontraba la salida. El golpe en la mesa destierra los fantasmas que rondaban por el entorno e insufla la dosis de tranquilidad necesaria para afrontar los próximos partidos.
Parece, en cualquier caso, que se repite la dinámica de la primera vuelta: la incapacidad manifiesta para obtener buenos resultados frente a los equipos que bucean en el fondo de la tabla y la solvencia ante los que transitan en la parte noble de la clasificación. Esta realidad, por insistente, no puede ser fruto del azar estadístico, sino la prueba del nueve de la validez del estilo. El Valladolid responde si no dirige el partido pero muestra su incapacidad cuando es el responsable de escribir el guión del juego. Esta situación desnuda las carencias de la plantilla, la falta de un medio centro con capacidad organizativa o la de un delantero que remate todo lo que ronde el área. Improvisación o contundencia. La dirección técnica del club ha elegido esta segunda opción para reforzar la plantilla. Que sea para bien.