jueves, 27 de febrero de 2014

TEORÍA DE LOS ABUELOS


El ruido del coche le despertó. Pedro estaba ese fin de semana en su pueblo que distaba apenas veinte km de Rioseco. Sorprendido miró el reloj y vio que aún no eran ni las diez de la mañana. Salió al pasillo y le vio entrar en casa. Pensó que algo había pasado porque no era habitual que su padre, rozando ya los setenta, cogiera el coche si no había una razón de peso que le obligase. Esa mala sensación se borró al instante -justo al observar la sonrisa de la cara de su padre- y eso que, cuando pasó por delante de Pedro,  ni se percató de su presencia. El hombre entró en la cocina buscando a su nieto, el hijo de Pedro, que merodeaba por allí. Cuando le vio le dio algo que Pedro no pudo ver. La criatura lo cogió y se colgó del cuello de su abuelo dándole las gracias en forma de besos. Pedro se acercó a su padre y le preguntó que de dónde venía. Este le responde que vuelve de Rioseco  de comprar Nesquik para que el niño desayunase. Pedro flipa, nunca imaginó que pudiera hacer ese viaje por nada: “ Anda que…¿no podría haber bebido por un día la leche sola?”. Poco después fue él mismo el que desayunó, abrió el cajón y vio, para mayor sorpresa, un bote de Cola Cao. Busca a su padre y le dice: “Si había Cola Cao”. El hombre sonríe de nuevo, busca la complicidad de su nieto pasando su brazo por encima del hombro y responde: “Ya, pero mi niño quería Nesquik”. Y se fue de la escena tan feliz.