En la ‘Fábula de los tres hermanos’, Silvio Rodríguez
se refiere sucintamente a la forma con que tres jóvenes abordan sus
caminos vitales con objetivos que nunca terminan por conseguir. Del
mediano dice que ‘para nunca equivocarse o errar, iba despierto y bien
atento al horizonte pero no podía ver la piedra, el hoyo que vencía a su
pie y revolcado siempre se la pasó'. Así era la Teología y ese parecía
ser su destino, buscar a un hipotético Dios mirando al horizonte
desdeñando la realidad. En el siglo XVI, un grupo de profesores de
distintas universiades españolas y portuguesas, agrupados bajo el
epígrafe de Escuela de Salamanca por la influecia de Francisco de
Vitoria, pretenden bajar la mirada al suelo sin despegarla del cielo,
aunar la filosofía humanista que florecía en el norte de Europa con la
teología tomista más arraigada en la península.