jueves, 31 de enero de 2019

CUENCA ESTÁ MÁS LEJOS

Cuentan que un chavalín que apenas levantaba dos palmos se encontró entre sus deberes una pregunta cuya respuesta no tenía nada clara. Tras pensárselo y no dar con una respuesta que le convenciese decidió pedir ayuda a su hermano mayor.
-          Oye, Luismi, ¿me puedes echar una mano con los deberes? Es que hay una pregunta que no sé responder.
El hermano mayor, un adolescente petulante, valga la redundancia, quiso dejar claro que aún existía una diferencia de nivel, que él bien habría de saber lo que el pequeño desconocía.
-          Claro, dime.
-           ¿Qué está más lejos, la Luna o Cuenca?
-          Cuenca, claro.
El renacuajo no debió de quedar muy convencido.
-          ¿Seguro?
-          Claro, ya te digo, ¿tú ves Cuenca desde aquí?

lunes, 28 de enero de 2019

O MAYÚSCULA EN TORNO A LA BOCA

Foto "El Norte"
Aunque cueste creerlo, hubo un tiempo en que la comunicación oral fue toda así, de boca a oreja. La escrita podía alcanzar mayor distancia, pero, por contra, tardaba mucho más y se corría el riesgo de que no llegara a su destino. ¿Cuántos amores se habrán dejado de consumar por una desalmada nota que desapareció en algún punto del camino sin que el destinatario tuviera siquiera consciencia de que fue escrita?
Era la escrita, además, una comunicación menos habitual, como de día de fiesta. La espontánea, la natural, la de cada jornada laborable, se efectúa hablando. Los juegos de la calle, por ejemplo, casi nunca admitían otro lenguaje. Así aprendimos a hablar bajito si queríamos que nos oyese solo el amigo de al lado; un poco más alto, para que se diera por aludida toda la pandilla y a voces cuando uno o varios estaban al otro lado de la plaza. En este último caso, con las dos manos formando una O mayúscula alrededor de la boca, improvisábamos una corneta que hacía que nuestras palabras llegaran sin pérdida al otro lado de la calle. Nunca supimos, ni nos planteábamos, si de verdad ese gesto tenía algún sentido. De hecho los alguaciles o los sacristanes, las personas encomendadas para pregonar, no se valían de dicha artimaña. Ellos, sin más recurso que sus cuerdas vocales, tal como Manuel Alexandre en ‘Amanece que no es poco’, conseguían que todos los de la plaza escuchásemos que “de orden del señor cura se hace saber que Dios es uno y trino”, quisiera decir esto lo que quisiera decir.

viernes, 25 de enero de 2019

LA BUENA Y MALA DESCONFIANZA


Nada pues hay aquí secreto que no se deba manifestar; ni cosa alguna que se haga para estar encubierta, sino para publicarse.  Marcos 4:22


Foto "El Norte"
Si tuviésemos que hacer una lista de virtudes y otra de defectos, en principio no nos parecería una tarea ardua. En principio, porque una vez paramos a pensar nos damos cuenta de que existe cierto grado de coincidencia. La palabra ‘bondad’, intuitivamente, caería en el primer cajón. Dándolo otra vuelta recordaríamos que alguna vez dijimos, en referencia a algún amigo, aquello de ‘es tan bueno que parece tonto’. Algo similar ocurre con ‘desconfianza’. Inicialmente, a quien así tildamos, le imaginamos con una cara agria, con un aire de desairada suspicacia. En una segunda vuelta nos hacemos conscientes de que esa desconfianza nos permite estar prevenidos ante quien puede usar su posición para engañarnos; es más, esa misma desconfianza es la esencia de una sociedad democrática en la que los poderes y contrapoderes existen para -otra cosa es que lo hagan- vigilarse mutuamente.

jueves, 24 de enero de 2019

EL CONFLICTO

Imagen tomada de blogs.elnortedecastilla.es
La huelga -¿cierre patronal?- de los taxis encierra en sí misma un conflicto que es ‘el conflicto’, una pelea entre dos formas inmiscibles de leer el tiempo henchido de crisis en el que vivimos y, por tanto, pensar, comprender, comportarse y hasta diría que defenderlo. El mundo que se avecina presenta, es su costumbre, una enmienda a la época que empieza a convertirse en pasado. A veces la enmienda es a la totalidad -de los omnipresentes videoclubes de los ochenta nunca más se supo, los cajeros automáticos diezmaron las plantillas en las oficinas bancarias…; en otras ocasiones, las nuevas tecnologías permiten el reciclaje, la readaptación.  

lunes, 21 de enero de 2019

POR DONDE AMARGAN LOS PEPINOS

Foto El Norte
Cuando se hubo quedado solo, se encogió de hombros como queriendo darse a entender que no comprendía nada de lo ocurrido. Su amigo, su amigo del alma, por una nadería, le acababa de mandar a tomar por aquel orificio en donde dicen que amargan los pepinos. Tras el gesto de incredulidad, caminó dolido hacia su casa dando una y mil vueltas a la escena que le reconcomía.
-No era para tanto, no era para tanto...

jueves, 17 de enero de 2019

¿ES ESO ASENTAR POBLACIÓN?

En eso se parece a su predecesor en la alcaldía vallisoletana; Óscar Puente abre la boca con la misma intención con la que  otros extienden el brazo y aligeran  la mano. Cuando la cierra, un mandoble ha tomado ya el camino de ida. A partir de ahí se abre el tiempo de los coscorrones de vuelta. Como muchas veces atiza sin mirar, le llueven obleas hasta en el cielo de la boca. Con frecuencia, estos saltos en la charca no son más que pequeñas ventosidades sonoras, polémicas con más ruido -por aquello del ¡uy lo que ha dicho!- que nueces de debate de verdadero calado. En estos casos, levantada la polvareda, se defiende como el personaje del soneto cervantino, ‘Y luego, incontinente,/ caló el chapeo, requirió la espada,/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada’.
En algunas ocasiones, sin embargo, lanza algunas frases con el trasfondo suficiente para ser debatidas y ponderadas por el destinatario. El problema de estas últimas es que también las suelta en modo exabrupto, sin anestesia, de forma que las respuestas que recibe van en la misma línea que si hubiera dicho una chorrada. Desactiva así el potencial de la idea que pretende invocar. Es el caso de la penúltima -con Puente no se puede decir nunca ‘la última’, porque en menos tiempo de lo que tardas en firmar el texto ha podido blandir de nuevo su flamígera lengua en vaya usted a saber qué derroteros-, la solicitud a la Junta de Castilla y León de que apueste más por la capital vallisoletana si lo que pretende es fijar población en la comunidad. El primer edil, en este caso, se vistió de armadura antes de desenvainar: “Voy a decir una cosa que seguramente no va a gustar”.

domingo, 13 de enero de 2019

UN RELOJ Y UNA CAJA DE ZAPATOS CON SORPRESA

Foto "El Norte"
No era necesario más que observar el comportamiento de aquella pareja de chavales de apenas media docena de años para que nuestro cerebro nos perturbase con preguntas al respecto del libre albedrío, para que cuestionase las tesis que defienden que las personas somos deudoras tan solo de la educación recibida. Ambos habían nacido el mismo día, eran hijos de los mismos padres y habían recibido una educación casi idéntica, pero no podían ser más diferentes: impenitentemente pesimista el uno; el otro, optimista contumaz. Parecía obvia la existencia de un algo interno relacionado con la genética que, con moldes similares, era capaz de generar seres tan disímiles, de forjar caracteres tan radicalemente opuestos.

jueves, 10 de enero de 2019

NO LA TRATEN COMO ENFERMA

Imagen tomada de abc.es
A ver cómo digo esto. Venga, allá va, aun sin sentencia firme del tribunal que dirime estos asuntos que lo atestigüe, me declaro anticonstitucional. No es una conclusión a la que haya llegado de un día para otro pero lo cierto es que no hace tanto, ¿media docena de años?,  ni se me pasaba por la cabeza perder tiempo devaneando sobre este tipo de conjeturas. Huelga decir que la Constitución ya estaba ahí, que desde los poderes públicos se la elevaba a los altares como una obra de arte jurídico-política, que desde esas mismas instancias se realzaba su papel protagónico y decisivo para que viviésemos todos armónica y felizmente instalados en la mejor España de todas las posibles e imaginables. 

domingo, 6 de enero de 2019

VOY A BUSCARTE, ¿NO?

Foto El Norte
Pretendía volver a casa de mis padres para pasar la Nochevieja. El tren me acababa de dejar en aquel pueblo, pequeño ma non troppo, a unos veinte kilómetros del mío. Como hacía tiempo que no había tomado esa ruta, quise asegurarme y pregunté al primer vecino con que me crucé.
-          Es ya de noche, hace mucho frío y hay no menos de una docena de kilómetros, ¿no será mejor que llame y le vengan a buscar en coche?
Creo que mi sonrisa fue suficiente para convencerle de que la decisión estaba tomada por más que el sol se hubiera escondido unas horas antes y de que fuese la víspera de fin de año. El hombre estiró el brazo y con su dedo me indicó el camino.
-          ¿Ve usted esa ermita? Bien, pues llegue a ella y una vez allí tome el camino que sale de frente. Siga usted todo recto, no tiene pérdida.
Eso hice, pero no debió de ser tan así pues al poco me topé con el brocal de un pozo que ponía punto final al camino. Era obvio que me había equivocado, que en algún punto había perdido la línea recta y me había desviado. Media vuelta. Volver al punto de partida no suponía riesgo alguno, los destellos de las luces de las farolas del pueblo de partida eran visibles a esa distancia y me servirían de guía, no cabía pues la posibilidad de quedarme perdido en tierra de nadie.

jueves, 3 de enero de 2019

LAS COSAS SON ASÍ


Arévalo, estación de ferrocarril, poco más de las ocho de la tarde del día con el que se presenta el año, media docena de personas, frío como para exportar.
Caminas, la estación bien alejada del pueblo; llegas, el vestíbulo –que además de cobijo, da acceso a las taquillas o al baño-, cerrado. El billete, pues, en la máquina; tampoco funciona. Al menos a vosotros, nos dice una de las aventureras, si necesitáis mear, os vale con apartaros un poquito. Se acercan las 20.35. En la pantalla de ‘próximas salidas’ aparecen otros trenes que habrían de llegar bastante más tarde, pero ese no venía anunciado. Susto, especulaciones, a ver si va a ser que. Ni un sonido de megafonía. Resoplamos. La luz del tren se asoma. Menos mal. La sensación, no obstante, es de abandono. No tanto del espacio como del servicio. Da la impresión de que las gentes de esa España vaciada estorbamos a los grandes planes. Mejor, que a esta parte de España la fueron -y la siguen- vaciando esos planes, sus instigadores, sus -nunca mejor dicho- ejecutores.
Día siguiente, ayer, ya en casa, me entero de la odisea del centenar y medio de pasajeros del media distancia Badajoz-Madrid. Tirados de noche en mitad del campo. Travesía de un desierto real y metafórico con final en las prisas de Madrid. Extremadura, paralelamente maltratada, responde también silenciosa, igualmente quieta que sus vecinos a este y norte.