martes, 11 de diciembre de 2018

COMO ERA POSIBLE, LO HICIERON

Foto El Norte
Al sacerdote, embebido por la poética belleza del Magnificat, se le calentó un poco la boca. Así, al menos, lo entendió uno de los feligreses al que en el barrio le conocían como 'Patajunco' desde aquel maldito día en que, aún niño, sufrió un ataque de poliomielitis. El cura, ya digo, absorto, fuera de sí, con los ojos cerrados, recitaba aquellos versos con los que, según el Evangelio de Lucas, María, la que al poco habría de ser la madre del hijo de Dios, saludaba a su prima Isabel. «Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí». De la misma manera, continuaba el clérigo, todos somos depositarios de esta misma gracia, todos podemos decir, como María, que el Señor obró en cada uno de nosotros maravillas. 'Patajunco', anclado en su silla de ruedas desde aquel infausto episodio, sin apenas fuerza en los brazos, no se contuvo y, aunque de esta no quedase más que un hilillo, dejó escuchar su voz en forma de pregunta retórica.