martes, 31 de enero de 2023

VIGILAR AL VIGILANTE

De forma apenas perceptible, hemos modificado la percepción. No hace tanto, debatíamos en la calle, en organizaciones sociales y políticas, en los medios de comunicación, sobre la pertinencia de la instalación de cámaras en determinados espacios públicos y privados, de la posible vulneración de la intimidad que suponía, al respecto de los límites y el control necesarios para compaginar la concreta vigilancia de un espacio con el respeto a la privacidad, con la garantía de que tu imagen no podría ser utilizada para fines diferentes a los fijados.

Poco a poco fuimos naturalizando la convivencia con esos ojos que todo lo ven. La proliferación de móviles con su camarita incorporada aceleró la deriva, nos convirtió a todos, como si formáramos parte de un juego, en vigilados y vigilantes. Cayeron todas las defensas. Precauciones, ¿para qué?

domingo, 29 de enero de 2023

LA EVOLUCIÓN DE DARWIN (MACHÍS)

Se me ha puesto la mismita cara –salvando los millones de diferencias– que al personaje de Lola Flores en la película 'Embrujo' de Carlos Serrano de Osma cuando el afamado Manolo Caracol le propuso «que tú y yo formemos pareja para actuar juntos». Lola, sorprendida, desconcertada, abrumada ante un reto que superaba sus expectativas, se escondió tras un par de evasivas. Manolo derribó de un plumazo tan tenues coartadas. Ella rebosaba de entusiasmo, pero, tal vez por malas experiencias, tal vez por vértigo reciente, el pánico le impedía despegar los pies del suelo. Y quiso poner un poco el freno, «de golpe me parece demasiado bien para decidirme de pronto». De golpe, pienso yo, el postrer gol que supuso el triunfo del Pucela me parece demasiado bien para decidirme de pronto a pisar el acelerador y dejar atrás muerto y enterrado el reciente pasado, para trenzar en forma de artículo un repique de campanas. Suena demasiado bonito haber escalado en la clasificación, haber escapado de esos tres puestos del final teñidos en rojo peligro, como para cegarnos, olvidar y responder sin más que sí. Ya no hay quien quite al Pucela estos tres puntos –un botín, no lo descartemos, que puede servir para saltar la frontera entre descenso y permanencia–, cierto. Pero, más allá del resultado, el partido ante el Valencia repartió tanta desazón en la primera mitad como desconcierto tras el descanso. También, claro, estallido de alegría e ilusión a la salida. Un gol tiene ese poder. Mayor aún si los labios se están ajando tras más de 600 minutos futbolísticos sin humedecerlos, de más de 10 horas mirando al cielo clamando por unas gotas de agua. Y no digo nada si ese primer chaparrón rescata el partido coloreando el verdor del triunfo. Desazón. Un rato antes, nadie en Pucela creía, nadie en Valencia dudaba. Lo visto hasta el descanso reafirmaba la idea de que el grupo blanquivioleta había entrado en colapso. Repetía empeorada la peor de las imágenes que transmitió en los partidos previos. Un completo desatino, un equipo a merced de un rival que, eso sí, fue incapaz de rematarlo. Lo dejó con vida. Y dio sentido a una continuación que podría haber tenido música de réquiem. Desconcierto.

domingo, 22 de enero de 2023

DE CÍRCULO VICIOSO A VIRTUOSO

El martes pasado estuve escuchando una charla del analista en temas de paz, noviolencia, desarme y conflictos Pere Ortega en la que el ponente recordó una frase del dramaturgo Bertold Brecht: «En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, en los países autoritarios no se percibe la naturaleza económica de la violencia». Se quedó grabada en mi cabeza. No sé por qué, pero según transcurrían los minutos en la debacle pucelana ante el Atleti, más dura aún de lo que auguraban los peores presagios, me venía la frase de marras reformulada para este mundo de las cosas no importantes, del fútbol: «Cuando las cosas pintan bien, se olvida la importancia del resultado en el juego; cuando la racha viene mala, se olvida la importancia del juego en el resultado». Estamos rodeados de parejas de elementos que se retroalimentan, que forman, según, círculos viciosos o virtuosos y nuestra condición humana nos arrastra a elegir intelectualmente entre uno u otro como si no tuvieran que ver. El dilema no es juego o resultado; si uno cualquiera se pierde, súbitamente desaparece el otro. 

martes, 17 de enero de 2023

LA PALANCA ES MÍA




Se presentaron como garantes de una España unida, supieron acopiar brío del reflujo de los estímulos separatistas. La imagen que transmitían de su aspiración sonaba más a homogeneidad que a unión, lo que no dejaba de ser un estímulo que activa reflejos condicionados de una parte significativa de la sociedad. Las comunidades autónomas, decían, son palancas de disgregación. Sobran. En el deseo de VOX resudaba el clásico ‘España una y no cincuenta y una’.

El tiempo -y los votos, los pactos y la aritmética- les ha entregado el control de la palanca de aquí, y más que desmontarla, como decían querer, la activan para disgregar a su manera. Una manera a la que por supuesto no llaman ‘disgregar’ porque romper España es el precio para hormigonar ‘su España’, la de los buenos, faltaría más. A los que les sobran no se les otorga la categoría de españoles. El último asunto tocado, el protocolo propuesto para aplicar en caso de que una mujer tenga que asumir el trago de interrumpir el embarazo. Al margen de cualquier consideración, incide en un ámbito de decisión que escapa de las competencias de la propia comunidad. Vaya, que contradice su idea de que no tiene sentido que dos mujeres de dos puntos de España estén sometidas a legislaciones diferentes. Cuestiona la unidad desde abajo hacia arriba.  

Se contradicen pero saben lo que hacen. Con su propuesta activan la fibra visceral de los suyos. El PSOE, por supuesto, encantado. Nada mejor que encontrar un ‘no soy esos’ para flotar. El derrotado es el PP, primero porque permite a VOX reimprimir esa idea que le interesa transmitir, la de que son una organización cobarde; segundo porque pierden voz propia, decidan lo que decidan será a rebufo de alguien. Las gafas de lejos de Mañueco, como ha quedado patente, están demasiado rayadas, él se limita a caminar mirando el suelo para no tropezar. El resto, a lo suyo. Ciudadanos, demasiado tiene con respirar. Lo que queda a la izquierda de PSOE, con reinventarse.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-01-2023

domingo, 15 de enero de 2023

LA SILUETA DIFUMUNADA

En los partidos de pueblo, pachangas de barrio, torneos de instituto o en el clásico solteros contra casados, la táctica y la estrategia estriban en pasar el balón al bueno y esperar a que este resuelva. Los demás, a correr para recuperar la pelota y aguantar el sofoco. En la élite, un poco también, pero algo menos. Básicamente porque los buenos parecen menos buenos al no ser tan malos los malos. Toca entonces diseñar planes de juego que posibiliten encontrar el Santo Grial futbolero: una situación ofensiva de superioridad. A veces se logra apelando a una virtud propia, otras forzando un error ajeno. El Rayo la encontró en torno a la hora de juego por esta segunda vía. En pos de una presión, las piezas defensivas pucelanas se movieron coordinadamente hacia su izquierda. En la derecha, claro, se dibujó un vacío. A ese espacio acudió Álvaro como una flecha. Plata no se percató, y tuvo que ver el gol desde una plaza de privilegio. El rayista recibió el balón. A partir de ahí, todo les fue coser y cantar. Cada pucelano llegaba a su cita con retraso, cada rival disponía de tiempo sobrado para ejecutar. Sorprender, lo que se dice sorprender, no sorprendió a nadie. Apostaría a que muchas conversaciones inmediatas arrancaron con un 'ya te lo decía yo'. Al fin, quien más quien menos asumía tal desenlace por lo de sobra sabido de este Rayo de Iraola –qué pena que no viniera en su día–, un bloque que, sin grandes nombres, ha solidificado hasta obtener grandes resultados a través de un juego agradable, por lo visto en el campo hasta ese momento y, sobre todo, por la inoperancia ofensiva local. Con todo, más que esa hora, por la nula capacidad de reacción, por la ausencia de rebeldía ante la adversidad, me desasosiegan los treinta largos minutos restantes. El Rayo ni se sintió interpelado. La carencia de recursos fue tan notoria que la única alternativa/ocurrencia consistió en la bravuconada de colocar a El Yamiq, homenajeado en la previa por su desempeño defensivo en el mundial, como delantero centro. Delantero pichichi, diría el Amador Rivas de 'La que se avecina'. Pero no nos engañemos con perogrulladas al uso, no es gol lo que falta sino juego. No es Weissman o Guardiola, sino plan y ejecución. Me escribe un amigo por WhatsApp que «si hoy hubiera jugado Halaand el resultado habría sido igual». Pese a ser abogado, tiene razón.

domingo, 8 de enero de 2023

DE PARADOS CUESTA MÁS

Había sobrado catón, orden y miedo. Orden devenido del catón, auspiciado por el miedo. Catón como recurso para aplicar orden, como cobijo para disfrazar el miedo. Miedo para no improvisar fuera de las indicaciones del catón, para esconder el temblor en la blanca harina del orden. Así, como un alumno aplicado, transcurría la jornada del Pucela en Mallorca. Poco, casi nada, que llevarse a la boca. Poco, casi nada, con potencial para sobresaltar. Transición, un pasecito aquí, burocracia, un pasecito allá, sin apenas riesgo. Y cuando se insinuaba la intención de lanzarse a una aventura, sonaba a susurro, olía de conato, se limitaba a un triste amago. Siempre sin descomponer la figura, nunca sin tener pertrechada la retaguardia por lo que pudiera pasar. Y así, evitando el riesgo por lo que pudiera pasar, pasa el tiempo y pasa la nada. Lleva varios de estos el Pucela, básicamente fuera. Partidos mentirosillos, aparentemente sin mácula, en los que de primeras no cabe el reproche. Sumado uno tras otro, encontramos una tendencia. Las dos áreas se atragantan. Atendiendo a los cánones, casi se podría decir que el Valladolid ha sido dominador del partido. Se ha jugado más cerca de la portería del rival que de la propia. A Pacheta siempre le escuchamos que pretende algo parecido a eso –dominar el juego– con sus equipos, pero para que a 'eso' se lo pueda denominar valentía se requiere un punto de audacia, un ejercicio de osadía, la voluntad de arrostrar sin miedo a que te partan la cara. En realidad, bien venía al Mallorca ese dominio 'desarriesgado'. Cuadraba con el plan de Aguirre. Visto así, ¿quién se puede decir que domina cuando los dos contendientes están encantados con lo que se representa en el escenario? Al final le salió bien a los isleños como podría haber ocurrido a la inversa –aquel remate al larguero de Kike–, cosas del fútbol. Pero la única ocasión del Pucela, la citada, responde a un hecho aislado, mientras el gol mallorquín, por mucho que duela por cuándo ocurrió, llegó en una jugada que repitieron con insistencia: conscientes de su potencial no cejaban de buscar faltas laterales. Lo triste de la que produjo efecto fue, insisto, el momento y, sobre todo, que fue perfectamente evitable. Kenedy cayó en la trampa. Antes, apenas un minuto antes, dando todo por finalizado, se podría escribir aquel verso con que Celaya abre 'La poesía es un arma cargada de futuro': «Cuando ya nada se espera personalmente exaltante». Ya no se esperaba, pero llegó. Desde ese instante, cada detalle me dejaba más preocupado. No hablo de la racha de tres derrotas consecutivas, cuatro con la de Copa. Al final, sobrevivir consiste en truncar las malas para respirar. No me refiero a la derrota en este partido, un punto raramente establece, en el momento culminante, la frontera entre lo conseguido y lo necesitado. Lo que hizo retumbar la alarma hasta el punto de aturdir fue el caminar de Pacheta cuando el árbitro dio término al encuentro. El locuaz, vivaracho, vigoroso, inquieto y agitado entrenador parecía haber digerido de golpe y porrazo dos docenas de años. Un punto, decía, puede ser muy poca cosa, pero el daño que ocasiona perderlo aturde. El serranomatiego no supo o no quiso disimular. O fue su manera de hablar, ojo. El fútbol es así de cruel. Igual que te eleva, te tumba. O peor, te aturde. La reválida a la que se enfrenta el Pucela en las próximas semanas es de este calibre. El colchón con el que contaba se ha esfumado. No es tiempo aún para catastrofismos pero no conviene fiar todo a que llegarán tiempos mejores. Quedarse quieto donde todos corren no permite vislumbrar nada bueno. El coeficiente de rozamiento estático es mayor que el dinámico. Toca arrancar.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 08-01-2023

miércoles, 4 de enero de 2023

CLARO QUE ME ATREVO

Corría doliendo el verano de 2008. Deambulaba perdido, arrastrando mi inadaptación por un mundo que quería entender porque no comprendía, que tampoco me entendía a mí. Tal vez buscando en el azar un poco de luz al doblar alguna esquina. Tal vez esperando, sin más, que el tiempo ejerciera de linimento. Buscando siquiera un poco de aprecio, un sitio, un lugar en el mundo. Un puñetazo en el mentón me había noqueado. No es que no lo esperase, en realidad no quedaba más remedio. Y decidimos separarnos.

Corría sorprendiendo el verano de 2008. La selección no volvía a casa tras los cuartos de la Eurocopa. Caía Italia. Teléfono. Juan, ¿lo has visto? Negué. Caía Rusia. De nuevo el teléfono, de nuevo Juan. De nuevo negué. Pues -apostilló- la final la vemos juntos. Alemania esperaba. El bestia, el chicarrón, miraba a los Iniesta y demás, poca cosa ellos, por encima del hombro. Hasta que llegó el gol de Torres. Juan, si la cosa acaba así, tengo una idea para escribir. Es buena, escríbela y busca que te lo publiquen.