lunes, 2 de julio de 2001

UN TONTO HACE REIR A CIENTO

¡Este partido lo vamos a empatar! Año 94. Bochornazo en el Valladolid-Celta. Y no sólo por el calor del nonato verano. Unos mordían la tabla salvadora de la promoción en el Salto del Caballo, los otros no descendían. Y todos tan contentos. Incluidos los que pagaron por ver ¡un partido de fútbol!. Desprecio para el espectador, desprecio para el resto de contendientes, desprecio para el deporte. Donde dos debían contender se limitaron a mirar al cielo, por si llovía, no vayan a mojarse. Los desmarques, quiebros, pases verticales, profundos, la búsqueda del gol fueron suplantados por toquecitos horizontales hasta conformar un esperpento del que mofarse sino fuera por el perjuicio acarreado al resto de los implicados. Me dirán que hace siete años, vaya actualidad. Pero el 0-0 de Aznar-Zapatero destilaba el mismo aroma. Incluso apareció el insufrible que siempre nos encontramos en el estadio. Con la baba hasta los pies de adular al jefe resbaló y tras el golpe en la cabeza comparó “El Quijote” con los jarlenglobertrotes. Me hubiera reído de no haber sido un ministro.