jueves, 27 de febrero de 2014

TEORÍA DE LOS ABUELOS


El ruido del coche le despertó. Pedro estaba ese fin de semana en su pueblo que distaba apenas veinte km de Rioseco. Sorprendido miró el reloj y vio que aún no eran ni las diez de la mañana. Salió al pasillo y le vio entrar en casa. Pensó que algo había pasado porque no era habitual que su padre, rozando ya los setenta, cogiera el coche si no había una razón de peso que le obligase. Esa mala sensación se borró al instante -justo al observar la sonrisa de la cara de su padre- y eso que, cuando pasó por delante de Pedro,  ni se percató de su presencia. El hombre entró en la cocina buscando a su nieto, el hijo de Pedro, que merodeaba por allí. Cuando le vio le dio algo que Pedro no pudo ver. La criatura lo cogió y se colgó del cuello de su abuelo dándole las gracias en forma de besos. Pedro se acercó a su padre y le preguntó que de dónde venía. Este le responde que vuelve de Rioseco  de comprar Nesquik para que el niño desayunase. Pedro flipa, nunca imaginó que pudiera hacer ese viaje por nada: “ Anda que…¿no podría haber bebido por un día la leche sola?”. Poco después fue él mismo el que desayunó, abrió el cajón y vio, para mayor sorpresa, un bote de Cola Cao. Busca a su padre y le dice: “Si había Cola Cao”. El hombre sonríe de nuevo, busca la complicidad de su nieto pasando su brazo por encima del hombro y responde: “Ya, pero mi niño quería Nesquik”. Y se fue de la escena tan feliz.

sábado, 22 de febrero de 2014

CALMA NADA BUENA

Uno va a su puesto de trabajo, pongo por caso, como el día anterior, el anterior y el anterior. De haber notado ciertos movimientos inhabituales hubiera sentido esa dichosa mosca tras la oreja y habría llegado fácilmente a la conclusión de que algo (casi nunca bueno) se estaba cociendo a sus espaldas. Sin embargo, cuando esa misma oficina lleva varios días demasiado tranquila, cuando parece que los papeles pesan y los movimientos se repiten, cuando cada día se parece excesivamente al anterior, el mismo trabajador empieza a notar que el aire se solidifica y es consciente de que por algún lado algo va a estallar. Que tras la tormenta llega la calma es algo sabido, pero esta relación se produce también, con mucha frecuencia, en sentido inverso. La calma, el exceso de esta, suele ser el preámbulo de una partida de rayos y truenos que llegan así, como de repente. Lo sorprendente es que no nos suele pillar desprevenidos porque un sexto sentido nos mantiene alerta, nos prepara para lo peor.

jueves, 20 de febrero de 2014

PALABRAS TRANSGÉNICAS

Dijo que libraría al pueblo de las ratas a cambio de un pequeño botín y los aldeanos, hartos, pero sin saber qué hacer para acabar con la plaga, aceptaron la propuesta. El flautista, del que bien poco sabían en el pueblo, hizo sonar su instrumento con tal virtuosismo que consiguió que las ratas le siguieran y acabaran ahogadas en el río. Imagino que su flauta emitiría unos sonidos tan bellos como para embelesar hasta los seres más abyectos pero que, en cambio, la melodía no podía estar acompañada de letra alguna, es imposible, ya sabemos, soplar y sorber todo a la vez. Los patrones del pueblo resolvieron no pagar lo acordado y nuestro flautista decidió vengarse. Estando los mayores en alguna de sus misas, el músico tomó de nuevo la flauta y de esta brotaron hermosos acordes que obnubilaron los sentidos de los incautos niños. Le siguieron hasta una covacha donde les encerró. Según unos, algún niño rezagado alertó a los adultos; según otros, el flautista consiguió su propósito ya que los aldeanos pagaron la recompensa y más en concepto de rescate. Cuentan también que, siempre que hay tajada nunca falta quien se apunte, algún lugareño colaboró en la urdimbre del plan.

domingo, 16 de febrero de 2014

240 SEGUNDOS

Un tratado sobre la historia de las drogas sería tan largo como cualquier libro de historia universal, al fin y al cabo las sustancias estupefacientes nos llevan acompañando desde el principio de los siglos y, den las vueltas que den, seguirán recorriendo el mismo camino que el ser humano hasta que este corra la misma suerte que los dinosaurios. Estudiar las drogas es, por tanto, aprender a conocernos más en todos los sentidos. Por una parte, podemos mirar hacia dentro y en busca de las razones que mueven al ser humano a tener determinados comportamientos, podemos indagar en sus sueños, en sus anhelos, en sus frustraciones, podemos saber de lo que huimos. Pero también hay una mirada exterior que nos muestra qué sustancias se consumen, cuándo o a qué edades, y con ella tendríamos un perfecto mapa socioeconómico.

jueves, 13 de febrero de 2014

EL ESTRECHO DE TANNHÄUSER

Era el mejor y por eso le seleccionaron, pero su experiencia no parecía que esta vez fuera a servir de mucho a Rick Deckard. Vencido, solo le separaba del vacío la fuerza con la que, primero con las dos manos, luego con una solamente, se agarraba a un trozo de viga que sobresalía de la fachada. Uno de esos a los que quería ‘eliminar’, huido, acosado, herido, con el alma hecha jirones, había revertido las tornas y, ahora, encaramado en lo alto de la azotea, podía cortar ese hilo que le cosía torpemente a la vida. Como cualquier subsahariano que tuviese en sus manos la vida de un Blade Runner herido por las cuchillas de la frontera que él mismo vigila, el replicante mira a los ojos de su perseguidor y le dice: "Es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo".

lunes, 10 de febrero de 2014

EMPATE ÉPI

Caminaba absorta Mafalda, como siempre con la cabeza centrada en sus cosas, con esa cara que no te permite saber si no se entera de nada o se entera demasiado de todo. Caminaba sola por la acera hasta que una inconclusa pintada en una tapia le hizo levantar la mirada, expandir la mente y abrir la boca. La pared hablaba poco pero informaba mucho, más incluso por lo que callaba que por lo que decía. Sobre el blanco de la cal solo una docena de letras precedidas por un signo de exclamación -¡Basta de censu- eran suficientes para imaginar que no mucho rato antes, el servicio de limpiezas no había tenido tiempo para reblanquear la pared , un grupo de personas pertrechadas con un cubo y dos o tres brochas querían denunciar el poder dictatorial que silenciaba cualquier voz distinta de la versión oficial. Mientras uno de ellos pintaba, el resto de la camarilla vigilaba por las calles adyacentes para, en caso de ser necesario, alertar al resto y salir en estampida.

jueves, 6 de febrero de 2014

LOS NADIES FRENTE A LA NADA

Hará cosa de tres años paseaba una tarde-noche por el vallisoletano barrio de la Huerta del Rey. En uno de sus recovecos indescifrables para los carteros noveles vi una terracita en la que podía tomar el café que me estaba apeteciendo y, a la vez, leer la prensa. Entré en el bar, creo recordar que se llamaba La Calleja, en busca del periódico y allí me encontré con una exposición de revistas de los años sesenta y setenta. Una portada me llamó especialmente la atención, era una de las de la revista Hermano Lobo y su autor firmaba como Ramón. Un ricachón arengaba a un grupo de personas planteándoles un falso dilema, les decía: ‘O nosotros o el caos’. La muchedumbre respondía: ‘El caos, el caos’. El millonetis impertérrito les cerraba la boca con una sentencia lapidaria: ‘Da lo mismo, el caos también somos nosotros’. La imagen era de mediados de los setenta, días arriba, días debajo de las televisivas lágrimas de Arias Navarro. Una viñeta, una caricatura, una exageración, piensas, porque siempre subestimas la capacidad humana de hacer el ridículo. Hasta que llega alguien y sobrepasa el límite. Convención del Partido Popular, Dolores (de) Cospedal, micrófono en ristre, afirma que hay dos alternativas, el PP o la nada. Y pudimos entender sin que nadie, a diferencia de la viñeta, replicase a la oradora que la Convención era a la vez del PP y de la nada.

domingo, 2 de febrero de 2014

SIMPLE CONTRA BARROCO

Pudo ser así, o quizá nunca fue, pero así me lo contaron. Un chaval por cuya apariencia podemos vislumbrar que no hace tanto que ha cruzado la frontera de los veinte, se acerca al escritor bonaerense Jorge Luis Borges, quien recién acaba de terminar una conferencia. El chico porta una carpeta que tiembla entre sus dos manos, en su gesto alguno podría vislumbrar un cierto temor, otros una ilusión desmedida; lo cierto es que, ese es el poder de los gestos, probablemente expresase las dos cosas a un mismo tiempo. Maestro, dice con voz entrecortada, le dejo esta novela que he escrito, me encantaría conocer su opinión acerca de ella. Borges, que jamás destacó por su don de gentes, o bien podríamos decir que nunca utilizó eso que podríamos llamar hipocresía social como aceite para sus relaciones, le alejó con un áspero movimiento de la mano y con desdén le dijo que no le hiciera perder el tiempo, y añadió: ‘Si aún no he terminado de leer la obra de Dostoievski no encuentro motivo para leer antes la suya’. El joven se quedó, probablemente para su bien, sin conocer el juicio sobre su novela del escritor consagrado, este tenía claro que cualquier juicio parte de una pregunta: ¿comparado con qué? Y con esas, la novela del imberbe siempre salía perdiendo ante cualquier cosa escrita por el ruso. Cosas de la vida, con el pasar de los años Borges renegó (también) del autor de "Crimen y Castigo".