lunes, 1 de junio de 2009

ER FURBOL ES ASÍN

Me acosa, tenaz, el eco de Víctor Jara en mi cabeza. Así, mientras veo el partido, tarareo repetida e inconscientemente una melodía del cantautor al que el felón chileno le cortara las manos y la lengua.
«La vida es eterna en cinco minutos». Cinco minutos interminables han desembocado en la salvación de un equipo que, por la más estúpida carencia de ambición, ha estado a punto de lastimar el orgullo de su afición. Atrás queda ese debate que mataron hace semanas sobre si era conveniente aspirar a más. Insisto, de haberlo intentado no nos hubiésemos visto en este trance.
«Suena la sirena de vuelta al trabajo». La desidia tiene estas cosas. Cuando ya habían dado por concluida su labor se topan con la realidad. Faltaba algo más, un punto salvador, y ellos con esas pintas vacacionales. Han vuelto al trabajo, cabizbajos, para gritar que, cuando quieren, pueden. La respuesta al porqué no pudieron, al porqué no quisieron, mancilla la imagen de un grupo tan conformista como lo es, a veces, la ciudad que lo alberga.