jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Y SI NADIE NOS MANDA?


Aceptamos ser esclavos a cambio de un salario, el salario fue menguando pero ya habíamos aprendido a ser esclavos que no es otra cosa que pensar con la cabeza de otros. En la película de Eliseo Subiela ‘El lado oscuro del corazón’, la muerte representada por Nacha Guevara responde a Oliverio, un poeta que deambula buscando a la mujer con quien volar, ‘sería espantoso descubrir que cumplo órdenes que nadie ha dado’.
La muerte, poco acostumbrada a ser interpelada, ve en este caso cómo se la enfrentan, cómo su interlocutor -solo podía ser poeta quien así encara- no asume la fatalidad, las cosas no son así, están así. ‘No sos una muerte torera, sos una muerte de barrio y programas de televisión, una muerte mediocre, anónima, cobarde’. Ella había arrancado la conversación pretendiendo reprimir, acongojar, mostrar un mundo plagado de lugares comunes, un mundo entristecido porque su población había interiorizado que ese era el camino recto, que la madurez es la asunción de una realidad opaca. ‘Oliverio, aunque te portes como un niño ya no eres un niño’. Hazte mayor, espabila, obedece, no seas ingenuo, no creas en el hombre, te irá mejor.
Ahora, acorralada, la muerte se defiende: ‘Yo no existo por mí misma, soy un instrumento. Si no te llevo es porque todavía decís algunas palabras que impiden que te lleve, y mientras las sigas diciendo tengo prohibido tocarte. Me echas en cara cosas como si yo fuera la responsable de todo y yo solo cumplo con mi papel. ¿Por qué no vas y le preguntas al responsable de todo?’
Él insiste: ‘¿Y cómo voy? Dame una tarjeta para verlo de parte tuya, vos lo conocés’.
-Yo trabajo para él, yo no lo conozco
-¿Trabajás para él?
-Creo que sí, sería horrible darse cuenta…
Sería horrible darse cuenta de que obedecemos sin ser mandados, de que somos instrumentos de la nada, de unos cuantos que ya no necesitan decirnos qué hemos de hacer porque, tras décadas de susurrarnos al oído que las cosas solo pueden ser así, hemos terminado creyendo que su lógica era la única posible. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-12-2012

domingo, 23 de diciembre de 2012

SUTIL MECANISMO

El complejo mecanismo de la vida de vez en cuando embarranca y nos enfrenta al espejo que todos sabemos que tenemos en casa, pero al que no queremos escuchar porque nos recordaría nuestra vulnerabilidad, nuestro carácter efímero. El cuerpo es el milagro inexplicado de la evolución y encierra en alguna parte de sí dos depósitos invisibles, en uno se atesoran los recuerdos, del fondo del otro brotan las ilusiones. Con el material de ambos se amasan las emociones. Pero no dejamos de ser un conjunto de reacciones químicas que se realizan sobre una base de agua. Dicen que la medicina no es una ciencia exacta, pero nada menos cierto, simplemente no existe el conocimiento suficiente para comprender los arcanos de una maquinaria tan impecable como sutil. Tan sutil que está expuesto a miles de vicisitudes que en algún momento pueden desengranar cualquier cadenilla y terminar afectando a todo el montaje. Estamos enfermos, buscamos soluciones, química que recomponga la química. Salvo que la enfermedad se llame cáncer, entonces agachamos la cabeza y tememos lo peor, la palabra viene a despertar nuestros miedos atávicos y la asociamos a algo parecido a una condena a muerte. Ya no es así, la medicina demuestra que sí es ciencia y va desentrañando parte del misterio pero el miedo sigue latente, al cáncer y a ser nosotros los señalados. Quizá por eso, porque no hay criterios que garanticen la inmunidad, todos sufrimos al saber que que alguien está señalado por esa cruz del destino.

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA HISTORIA ES PLANA…EPPUR SI MUOVE

Nuestros padres eran más cerrados que nosotros y nuestros abuelos iban más a misa que nuestros padres. Así visto, así parecía, cada generación daba un paso más en una línea recta. Nos convencieron de que la historia permanece inmóvil y somos nosotros los que avanzamos sobre ella. Sin vuelta atrás, sin parapetar lo conseguido, sin miedo, por tanto, a perderlo, sin consciencia, sin memoria. De repente, vuelta atrás. Y ahora nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí, hasta un punto desconocido que, sin embargo, se parece demasiado a lo descrito en las novelas del pasado. Fortunata busca en los contenedores mientras los hombres cercanos a Jacinta ejercen de dueños de todo, de todos y de todas.

Volvemos, digo. La parte de la sociedad que se denomina ‘indignada’ reclama algo tan ‘revolucionario’ como transparencia, exige algo tan ‘radical’ como que los gobernantes cumplan lo que proponen en los programas electorales, reivindica algo tan ‘rompedor’ como participar. Todo aquello que ya creíamos tener, todo aquello que nunca pensamos que se pudiera perder. De nuevo a la casilla de salida, de nuevo con la puerta cerrada. De nuevo a la calle para pedir lo elemental, un decálogo de buenas intenciones, no robarás, no matarás. Nada por soñar, nada por transformar. Demasiado y, a la vez, demasiado poco. Las mil revoluciones pendientes siguen pendientes porque, entre otras cosas, están en la carpeta de asuntos para más tarde, como si la historia fuera lineal, como si después de esto fuera a llegar necesariamente lo otro, como si no tuviésemos, ya, nada nuevo que decir, nada distinto que proponer, ningún camino más allá en el que luchar.  

Publicado en "Último Cero" el 22-12-2012

jueves, 20 de diciembre de 2012

EL CORO MENGUA CADA TRES SEGUNDOS


Cuatro filas de niños, perfectamente alineados, impecablemente vestidos. El Coro Infantil de Wuppertal está dispuesto para comenzar su función. Los padres y madres, intranquilos, emocionados, esperan en la platea una actuación para enorgullecerse, para presumir. Del piano brotan los primeros acordes de una vieja canción de Tears for Fears, Mad World. ‘Todo a mi alrededor son caras conocidas, sitios gastados, caras gastadas’.
De repente un crío abandona el escenario. Se encontrará mal, piensan sus padres, vaya, precisamente hoy. Tres segundos después otro niño hace mutis. Tres más tarde, otro toma el mismo camino y así sucesivamente. El público mira absorto. Los que quedan siguen cantando: ‘Listas y despiertas para sus carreras diarias hacia ningún sitio. Sus lágrimas empañan las gafas inexpresivas’.
Media docena permanece aún. ‘Resulta duro aceptar, cuando la gente camina en círculos, un mundo desquiciado’. Cuatro, tres, dos… queda uno, finaliza la canción, ‘mundo loco, mundo loco’. Silencio. Un segundo, una eternidad. Levanta la cabeza, mira al frente y habla: “Cada 3 segundos el mundo pierde un niño por causas que podrían haberse evitado“. Hambre hija de la injusticia, guerras hijas del ansia de dominio, ausencia de medicamentos hija del cómodo letargo. Sobrinas del olvido, de las mil corazas con las que nos justificamos. Pueden no ser nuestras víctimas, no al menos de la mayoría de nosotros, pero permanecemos inmóviles ante el genocidio.
Miramos alrededor, la calle de abajo tiene cada día más hijos comiendo de la placenta de los contenedores. La necesidad cercana esconde otra que, hija de los mismos padres, mayor, desde hace más tiempo, vive un poco más allá.
La fuerza de la tele, la otra calle por la que transitamos, nos arrastra a Connecticut, vemos una treintena de víctimas, la mayoría criaturas. Cruento, perversamente espectacular. Fijamos allí nuestra retina. Treinta víctimas, como en minuto y medio. Menos de las no evitadas en lo que se lee este artículo. ‘Mundo loco, mundo loco’.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-12-2012

martes, 18 de diciembre de 2012

LA MUSA Y LA CADENA


A Pablo Picasso se le atribuyen dos frases aparentemente contradictorias pero que en el fondo no lo son. Dicen que una vez afirmó, al ser preguntado acerca del método que utilizaba para buscar la inspiración, que él no buscaba, simplemente, encontraba. Así dicho, parecía un canto a la improvisación, una forma de ‘ir de genio’ que desdeñaba el trabajo dejando todo en manos de un instante de iluminación.
En otra ocasión, el pintor de origen malagueño respondía que las musas existen, pero que cuando llegan te tienen que encontrar trabajando. Ahora se empeña en recalcar la importancia de la insistencia, valora las horas que, pincel en mano, pasó sin dar el visto bueno al resultado, reconoce la necesidad de esos miles de metros cuadrados de lienzo convertidos en una pelota y pateados hacia alguna papelera antes de culminar cualquiera de sus obras.

jueves, 13 de diciembre de 2012

LOS DÍAS CALABOBOS


No son muchos los días de los que tenemos recuerdo cuando echamos la vista sobre el tiempo pasado. En realidad, son solo unos pocos los que permanecen anclados en algún lugar de nuestra memoria. El resto, la gran mayoría, fueron sucediendo uno tras otro y fueron olvidados porque no contenían nada aparentemente reseñable. Sin embargo estos últimos son como una lluvia fina, un calabobos que nos hace ser como somos sin haber percibido que la camiseta se mojaba. Podemos recordar los chaparrones veraniegos que súbitamente inundaron nuestro corazón y refrescaron nuestra cabeza o las granizadas que helaron nuestra alma, podemos traer a la memoria sin apenas esfuerzo el primer día de algo o el último de alguien. Son como estacas que sirven para trazar una línea, pero el camino lo conforman los tramos que unen aguacero con aguacero.
Más que los hitos, son esos pasos continuos los que nos conducen al resabio o a la bondad, al desengaño o a la esperanza, los que forjan viejos pétreos o ancianos luminosos. Ken Loach se encuentra entre estos últimos. Con más de tres cuartos de siglo a sus espaldas y después de haber indagado en sus películas sobre las conductas humanas en las circunstancias más adversas, de haber reflexionado sobre las relaciones que establecen las personas en el marco de sociedades hostiles, de haber denunciado el inexorable derrumbe ético de un modelo económico que genera abismos de desigualdad en el epicentro y guerras en la periferia, sigue mostrando más ganas de acariciar que de odiar y así lo transmite en cada nuevo trabajo. El último, ahora en cartelera, se titula ‘La parte de los ángeles’, un cuento que desborda humor y esperanza, en el que el proceso de elaboración del whisky se convierte en metáfora. El tiempo, solo el tiempo, convierte al líquido en sublime, soles y lunas sucesivas trabajando en silencio, decenas de años que terminan con un trago, un único trago que se lo lleva. Ken Loach se está haciendo viejo, pero los días le han calado para bien.   

Publicado en "El Norte de Castilla" el 13-12-2012

domingo, 9 de diciembre de 2012

MIRANDO AL LADO OSCURO


A los locos hay que contarlos para saber que están todos encerrados, que ninguno escape de los límites del psiquiátrico en el que se los encierra. Si falta uno salta la alarma, pero la sorpresa llega cuando se llega al 33 donde debería haber 32. Este loco de más  acude al despacho del doctor Julio Denis, quien, de vuelta de todo, sin mueca de estupefacción, escucha la historia que narra Rantés, el nuevo paciente. Con esta lana Eliseo Subiela empieza a tejer su película ‘Hombre mirando al sudeste’. Rantés dice haber llegado de otro planeta, que su cuerpo no es más que una especie de holograma y que no tiene sentimientos. El psiquiatra, por supuesto, no le cree, pero, poco a poco, va entrando en su juego debido a que el comportamiento de Rantés le desconcierta, ¿un genio?, ¿un loco?, ya que no encuentra argumento médico que justifique su actitud. Sin embargo, Denis cree vislumbrar una falla en la argumentación de Rantés: este había dicho que no tenía sentimientos pero sus actos, sumamente generosos, parecían desdecirlo. Rantés rechaza la tesis, él no responde a sentimiento alguno sino a la más pura racionalidad, son los humanos los que, al actuar impelidos por los sentimientos,  provocan las injusticias. Lo humano, viene a decir, discurre entre lo excelso y lo ruin, y ambas facetas parten de lo más alejado a la razón, la emoción.

jueves, 6 de diciembre de 2012

PERJUDICA GRAVEMENTE SU SALUD

Lejos quedan ya aquellos hombretones cuyos cuerpos eran utilizados para anuncios de tabaco, incluso en las películas es imposible encontrar ahora esos tipos duros desprendiendo testosterona mientras aspiran nicotina. El tabaco mata y, por si se nos ocurre olvidarlo, tenemos una nota en cualquier paquete que lo recuerda. Es tan nocivo que está prohibido fumar en cualquier espacio cubierto. Salvo prohibirlo, los últimos gobiernos han hecho de todo para preservarnos del humo maldito, aunque, todo hay que decirlo, la medida más eficaz no ha sido ninguna de las represivas sino la subida de precios. Por mi parte no se lo recrimino, bueno, lo de los precios sí. Entendieron que un buen sistema de salud se cimenta evitando tener que curar, o sea, la medicina preventiva. Esta filosofía reúne dos virtudes: mejora la salud de un buen número de personas y reduce el costo del sistema ya que lo hoy gastado en prevención es mucho menos de lo que se ahorra en quirófanos futuros.
España gozaba, hablo en pasado, de un sistema que, aun con sus fallos, era envidiable. En primer lugar, por ser universal y en segundo por ser más eficaz de lo que reconocíamos (quizá mediatizados por House, olvidando que la realidad en otros países está más cerca de la del niño protagonista de Mejor…imposible). Resulta, además, que era de los más baratos entre los países desarrollados. La clave de su buen hacer no se basaba en un gasto suntuario sino un agregado de pequeños detalles y la entrega de todo el personal implicado. Cada recorte elimina uno de esos detalles y desmoraliza a los trabajadores. Vamos, un pan como unas hostias, pero lo peor es que cada medida de las que se están tomando dificulta más el acceso a la sanidad, ralentiza los procesos y, por tanto, anula la posibilidad de la prevención o de la rápida intervención. Entre eso y la desatención consecuente de la política actual, España, por primera vez, ve como cae la esperanza de vida. Habrá que empaquetar a los responsables de estas medidas con un aviso: El gobierno mata.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 06-12-2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

COMO UN CHINO MARCANDO UN GOL EN EL NOU CAMP

Un aforismo inglés dice que el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros. Esta última parte se pone de manifiesto cuando observa cómo los mismos individuos que en el campo pelean entre ellos como locos por avanzar un metro, toman una copa juntos al final de los partidos. Además, al menos en Valladolid, el rugby llegó a través de los colegios de pago. Niños bien, cubiertos de barro. José Luis Moral ‘Cano’ formó parte de esa generación de pioneros que consiguió colocar a Pucela en la ciudad de referencia del rugby español.

martes, 4 de diciembre de 2012

LA VIDA EN UN HILO


Vemos a Mercedes caminando como aturdida por el andén de una pequeña estación de tren. Hace pocos días vio enterrar a Ramón, su marido. Repasa los días con él. Nada tiene que reprocharle porque nada malo queda apuntado en el debe del difunto. Pero nada malo no es lo mismo que algo bueno. Todos esos años se pueden resumir con una palabra: tedio. Cuando Mercedes se levantaba sabía, más o menos, cómo iba a discurrir el día, en la vida con Ramón era impensable  que sucediera algún hecho que rompiera la monotonía. Ahora la vemos montada en el tren, toma asiento, enfrente una apacible anciana. Entablan conversación. Doña Tomasita, que así se presenta, tiene el poder de conocer el pasado. En su viaje atrás en el tiempo hace parada en un día de lluvia. Mercedes espera un taxi que no llega, Miguel Ángel, un joven que pasa a su lado, le ofrece compartir el viaje, Mercedes se niega. Poco después, víctima del frío y con el agua incrustada en el alma, tiene menos remilgos y acepta la misma invitación de Ramón. La historia con este la conocemos, doña Tomasita desvela a Mercedes cómo hubiera sido su vida de haber aceptado la primera invitación. Ella sonríe recreando la vida feliz e intensa que nunca tuvo. Aquel ‘no’ vino condicionado por las apariencias, el ‘sí’ posterior lo fue mascullando mientras el agua calaba sus huesos. Piensa que puede torcer el futuro para revivir ese pasado, pero nunca es así. Lo cuenta Edgar Neville en ‘La vida en un hilo’, una película que después de su éxito fue adaptada como obra de teatro. 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Entrevista a Juan Torres


"Lo que ha ocurrido en el mundo es una quiebra fatal del capitalismo"

Él ve luz al final del túnel. Juan Torres, Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, nos atiende después de plantear sus tesis en las jornadas de economía ‘Hay alternativas’ organizadas por el Ateneo Republicano con la colaboración de la Universidad de Valladolid. El mismo título de las jornadas coincide con el de una de las últimas publicaciones en que ha colaborado.