martes, 30 de julio de 2002

BASKONIA Y ALAVÉS

El próximo domingo se celebran, ya lo saben, elecciones en Euskadi. Como prólogo y epílogo dos clubes de esa tierra pueden marcar, sino lo han hecho ya, un hito en la historia del deporte vasco. Dan lustre a su talento con modestia, trabajo y un objetivo en el que todos se sienten corresponsables y por este camino están a un solo paso de alcanzar una cima en el deporte. Son dos proyectos consolidados con ambición, sensatez y eficacia que han conseguido formar un corpus indivisible con lo que es realmente un club: sus aficionados. Lo grande es que  los seguidores, vascos, se sienten representados en unos jugadores que llevan su nombre en las camisetas ( y esto no es metáfora). Pues bien,  estos deportistas que hacen grande a Euskadi son un ejemplo de globalización sin puertas en el estrecho, han nacido en los más variados rincones del orbe, de Uruguay a Lituania, de Estados unidos a Noruega. Y esa es la lección, un equipo, una sociedad se hace entre quien quiere hacerla. Y para eso es necesario sobreponerse a los instintos primarios. Y estos no sólo nacen de una parte.