Los
más viejos del lugar recordamos a Pilar corriendo y recogiendo
medallas. Pareciera que toda su vida se hubiera encauzado a través del
atletismo cuando, en realidad, llegó a este deporte demasiado tarde para
lo que suele ser habitual y con la vida demasiado encauzada. Para
entonces se había licenciado en filología hispánica, trabajaba como
profesora de lengua y literatura, había cumplido los veintisiete y era
madre de dos hijos.
Diez
años antes, jugaba al baloncesto en el Medina SF a pesar de la
oposición de su padre que no veía ‘decente’ que una chica tan joven
viajase tanto. Con este club llegó a actuar en la primera división. Allí
estuvo hasta los 24 años aunque su periplo fue guadianesco: un año
jugaba, otro se apartaba de la competición por estar embarazada. Dejó
definitivamente el baloncesto cuando no consiguieron el ascenso a la
división de honor.