jueves, 28 de marzo de 2013

PONS SE VA DE BARETA

Es más fácil sobresaltarse cuando un toro empitona a un torero que cuando es este el que alancea al animal. Es más fácil porque no exige ningún esfuerzo entender el sufrimiento de quien padece como tú, sin embargo, comprender el dolor del que es diferente obliga a salir de nuestro instinto para acercarnos a su realidad. De esta manera, para disfrutar de una corrida de toros hay que olvidar la situación en la que se encuentra el animal, porque quien empatiza con el dolor del toro desangrado no puede sentir aprecio por la persona que le ha puesto en ese trance.

jueves, 21 de marzo de 2013

BIOPSIA, NO COBAYA

Sabemos que Teruel existe porque un hubo un movimiento social que se encargó de gritarlo a los cuatro vientos, antes de eso, Teruel era apenas un frío apunte en la información meteorológica. De Chipre, sin embargo, sabíamos más: participaba en Eurovisión y era siempre la perita en dulce de los grupos que le correspondían a la selección española. Pero de repente, tan de repente como aparece una navaja en el cuello de quien es robado, Chipre es la palabra más repetida en la barra de los bares. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar… suele ser la reacción oral del interpelado y el pánico se apodera del que tiene unos cuartos en una cuenta bancaria, o sea, casi cualquiera. Chipre, vista de esta forma, es una cobaya, un pequeño animalito al que se tortura con fines experimentales. Superada la prueba, se consiente que se aplique el mismo tratamiento a los seres humanos, llámense estos Italia o España.

domingo, 17 de marzo de 2013

RECORDAD: SABÉIS JUGAR


Las corrientes pedagógicas en vigor tienden a menospreciar el desarrollo de la memoria en los procesos de aprendizaje. Dicho de otra manera, lo que antes era la base ahora es un recurso. Las escuelas de antaño, tan escasas de medios como sobradas de alumnos, seguramente por eso, centraban buena parte de su actividad en la enumeración de interminables listados de ríos, de países con sus capitales, de escritores decimonónicos, de reyes de diversas dinastías o en recitar cómo siete cachorros acorralaban a una loba parda. Los alardes de memoria eran pruebas de inteligencia y cualquier aspirante a erudito gozaba de la admiración de su audiencia cuando, mirando al tendido, ahogaba en datos sus peroratas. La influencia de las nuevas teorías, sumada al hecho de que ahora podamos, con solo pulsar una tecla, tener acceso a cualquier información, ha relegado la memoria a un baúl subsidiario hasta el punto de que haya sido ridiculizada con definiciones como ‘la inteligencia de los torpes’.
Los que nacimos a caballo entre una y otra época aún cogimos el gusto a las enumeraciones y, dado que hasta entonces en el fútbol ningún entrenador había teorizado sobre las ventajas de modificar el equipo cada semana,  podíamos recitar de memoria las alineaciones de los equipos señeros de la liga. A mí, por edad ya digo, y aunque por afición mirase a otros lares, me correspondió aquella Real Sociedad en la que Arconada y Satrústegui eran el alfa y el omega, los Ataulfo y Rodrigo en la correosa lista de los Reyes Godos. Aquel equipo de una modesta ciudad norteña (asociar vasco y modesto tiene su mérito, reconózcanmelo) consiguió el elogio unánime y dos títulos de liga. Desde entonces, treinta años ya, su trayectoria deportiva ha estado plagada de vaivenes que le han llevado a acariciar la gloria, fueron dos veces subcampeones, y a embarrancar en la Segunda División. Institucionalmente no han tenido una línea más regular, ni han sufrido menos sobresaltos. Pero parece que esa incertidumbre acabó, que han vuelto a encontrar el golpe preciso de pedal, y han conseguido aglutinar un grupo que augura la vuelta a los viejos buenos tiempos.
Verles ayer frente al Real Valladolid fue una delicia. Sí, ya sé que nosotros lo hemos sufrido, pero dado lo inevitable de la derrota, hecho que dimos por cierto demasiado pronto, en cuanto vimos a unos y a otros, lo mejor que se podía hacer era disfrutar del talento, la velocidad y la precisión de esa pareja de diablos heredera de López Ufarte: Vela y Griezmann; del orden, la sincronía y el dominio sobre el juego de los hijos de Jesús Mari Zamora:Illarramendi, Pardo y Zurutuza... En San Sebastián gozan y temen a partes iguales, gozan de un fútbol de alto voltaje y tiemblan ante la cierta acometida de equipos más ricos y voraces dispuestos a engrosar sus plantillas con alguno de los jugadores de esta Real Sociedad que se tragó de un bocado a un Pucela cariacontecido. Un Pucela que pasó por la Bella Easo como la luz a través del cristal, sin romperlo ni rasgarlo. No hubo espacio para extraer ninguna conclusión positiva. Supongo que Rama, debutante como titular, se pregunte dónde se ha metido.
Debe ser que estos chicos, jóvenes como son, pasaron por una escuela en la que la memoria no se ejercitaba y, quizá debido a ello, no recuerden que pueden jugar mucho más y mucho mejor que en San Sebastián. La memoria será, en este caso, el bálsamo que cure la melancolía y estimule el apetito, porque si no quince días sin competición pueden hacerse muy largos.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 17-03-2013

jueves, 14 de marzo de 2013

LAS PAREDES DE LAS SEDES

Las paredes de las sedes de los partidos políticos están construidas con un extraño material que distorsiona los sonidos que vienen desde el exterior, desde ese territorio habitado que llaman ‘la calle’.  Ese particular eco produce dos efectos aparentemente contradictorios: aísla y dirige.

Durante largas temporadas, esas paredes no permiten que entre sonido alguno,  de esta forma, los ‘Óscar López’ que entre ellas han crecido, adquieren un lenguaje ininteligible, una gama de usos y costumbres solo válidos para moverse (y ascender) en ese mundo cavernario, pero que les impide comprender otro lenguaje, el de los mortales que viven fuera. Es por esto que, cuando están prestos a colgarse una medalla y recibir con agrado la sonrisa complaciente de sus jefes, se sienten desconcertados al escuchar que más allá de la sede, en esa calle difusa, critican su actuación. Ellos, en casos así, caminan por los pasillos con la misma cara que Obélix diciendo “están locos estos ponferradinos”.

domingo, 10 de marzo de 2013

BILLETES FALSOS DE JEQUE

No lograron su objetivo porque, cuando habían conseguido una réplica perfecta de los billetes de dólar americano, los aliados estaban a las puertas de Berlín. La operación Bernhard moría por falta de tiempo para ponerla en marcha. Un grupo de prisioneros encerrados en campos de concentración son seleccionados por los jerarcas nazis por su especial habilidad en cualquiera de las ramas de la impresión. En un primer momento les piden que ‘fabriquen’  libras esterlinas para, por exceso de dinero, poder hundir la economía británica. Consiguen la libra pero no es suficiente, el enemigo ya no es Inglaterra sino los Estados Unidos. Segunda exigencia: hay que fabricar dólares. A  Salomon Sorowitsch, el prisionero que dirige la parte técnica de la operación, le fascina el plan. Él era un falsificador profesional y la moneda americana era su asignatura pendiente. El reto, ahora con todos los medios a su disposición, le estimula, pero, poco a poco, va siendo consciente de que su éxito personal conllevaría una ayuda trascendental para los nazis. La contradicción entre el orgullo y el deber la resuelve ralentizando la operación hasta el límite, impidiendo, de esta manera, que los USA murieran con los dólares al cuello. Esta historia real es la base en la que se inspiró Stefan Ruzowitzky para rodar en 2007 ‘Los falsificadores’.

jueves, 7 de marzo de 2013

EL PAPEL SE TRABUCA

El miedo al papel en blanco sigue susurrando al oído, pero ahora ya no asusta con silencio. El fantasma ya no se envuelve en la sábana del ‘qué decir o del cómo decirlo’ propio de aquel tiempo en que las noticias se reposaban tras una buena sobremesa. En estos tiempos de comida basura las noticias siguen el mismo ritmo apresurado, se preparan con rapidez, se engullen sin digerir, se expulsan sin absorber. Y sin tiempo no hay matices, negro, blanco, blanco, negro. El Papa que dejó de ser Papa, apenas hace de ello un par de días, se bajó de la portada para entrar en el museo de cera; ya es antigualla depositada en el trastero. Así quedó, así será: un nazi para unos, un santo para otros. Ningún partidario admite ver fisuras en la biografía de quien, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, eliminó cualquier atisbo de disidencia, ni mostró ninguna sensibilidad hacia los homosexuales. Ningún detractor, de él o de lo que representa, reconoce la integridad de una mirada introspectiva, la gallardía de quien no se ampara en el enemigo externo. La portada de la que apearon a Ratzinger alza a Hugo Chávez. Negro, blanco, blanco, negro. Un tirano sanguinario para unos, un libertador para otros. Así quedó, así será. Los apologetas olvidarán su mesianismo, sus fiscales negarán hasta las estadísticas que muestran el avance de la justicia social en Venezuela. Para mañana, hoy está muy atrás. El uno estará doblemente olvidado, el otro por dos veces enterrado.

martes, 5 de marzo de 2013

LA EUROVEGAS DE CASTILLA

Os dejo el artículo completo que escribí para Interviú sobre el 'megaproyecto' de Montealegre y que han publicado un poco recortado en la revista. Este artículo complementa el que firma Rosa Martínez y que también podéis encontrar allí. Además hay un estupendo reportaje gráfico de Dani Amo




ESPEJISMO DE FUTURO


Desde el pie del castillo de Montealegre de Campos, podemos observar como se abre de par en par  un inmenso mar de cereal en el que solo destacan las torres de las iglesias de los pueblos que salpican la llanura. Es la Tierra de Campos. Un conglomerado de pequeños municipios apenas distantes entre sí que llevan siglos viviendo de la agricultura. Cada generación repetía lo que había aprendido de la anterior, hasta bien avanzado el siglo XX. En Montealegre, poco más de 35 km al norte de la capital vallisoletana, se han encontrado los restos de lo que llegó a ser una ciudad vaccea, un pueblo prerromano que se asentó en el siglo III a.c.  en la Meseta Norte. Desde ese momento, hasta el inicio del siglo pasado, la agricultura evolucionó menos de lo que lo ha hecho en los últimos sesenta años. Al menos si medimos esa evolución relacionando el producto obtenido y la superficie cultivada  o, sobre todo, si contamos el número de manos necesarias para labrar una hectárea. No solo eran necesarias menos personas para cultivar la misma cantidad de terreno, además con la generalización del uso del automóvil, ya ni siquiera era necesario vivir en el mismo municipio dónde se llevaban a cabo las faenas agrícolas. Visto de esta manera, es fácil comprender como los pueblos han ido perdiendo población hasta el punto de encontrarse en trance de desaparición.

lunes, 4 de marzo de 2013

NO SOMOS ÁNGELES

Los ángeles no tienen sexo’, más que una frase hecha o una aparente explicación terrena que puede servir para ilustrar a los creyentes acerca de una realidad incognoscible, es un adagio, una sentencia moral. La frase de marras enfoca el camino a la perfección, el referente al que deben aspirar las personas de fe: desprenderse del cuerpo, alejarse de los placeres que este pueda proporcionar. No es casual que cualquier persona consagrada haya tenido que realizar un voto de castidad por el que renuncia a cualquier práctica sexual: ser como ángeles, ese es el ideal. Esta abstinencia, sin embargo, no te acerca a los ángeles ya que ese ‘no tienen sexo’ no puede ser considerado como explicación sino como un terreno metafórico en el que el sexo es la imagen que aúna todas las pasiones y pulsiones de los seres corpóreos. La diferencia entre lo angelical y lo humano no es la tenencia o carencia de órganos genitales, su uso o la negación de él. Es más, esto último, las más de las veces, puede ser contraproducente porque genera una disfunción entre lo que se siente y el compromiso adquirido o, en el peor de los casos, porque puede ocurrir lo mismo que a una olla de vapor cuando se obstruye la válvula: la tapadera se enfrenta a una realidad física y vuela por los aires. Ni somos ángeles, ni podemos serlo.
En ‘Cielo sobre Berlín’ Wim Wenders cede el protagonismo de su película a dos ángeles que bajan a la Tierra con la misión de insuflar ganas de vivir y mitigar el dolor que la vida, en algún momento, produce. Hay dos líneas que no pueden atravesar: ni pueden modificar la vida de las personas con las que se cruzan, ni pueden hablar de su procedencia. Con su cuerpo recién adquirido (aunque solo puedan verlo la buena gente y los niños) pasean por la capital alemana, uno de ellos va sintiendo la eternidad como un castigo y aspira a beber todos los tragos de la vida humana incluido el amor.