jueves, 5 de enero de 2017

SORPRENDENTE Y DEPRIMENTE

La rivalidad entre la nostalgia y la creencia en el avance lineal del tiempo siempre se desarrolló en los mismos términos: ocupan espacios vecinos, no dejan de mirarse con desdén, se mienten mutuamente y, lo que es peor, se engañan a sí mismas haciéndose ver mejor de lo que son. La nostalgia se dice, y nos viene a decir, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Estudiar un poco de historia, solo un poco, sin embargo, desmiente el aserto. Las luces y las sombras se intercalan como los números racionales y los irracionales: siempre es posible encontrar una luz entre cualquier par de sombras por muy cercanas que estén, y viceversa. La añoranza por los tiempos pasados solo puede emerger gracias a ese talento tan humano para domesticar la memoria de forma que esta pueda difuminar los aspectos más negativos a la par que enaltecer los que nos fueron gratos.