Un tratado sobre la
historia de las drogas sería tan largo como cualquier libro de historia
universal, al fin y al cabo las sustancias estupefacientes nos llevan
acompañando desde el principio de los siglos y, den las vueltas que den,
seguirán recorriendo el mismo camino que el ser humano hasta que este corra la
misma suerte que los dinosaurios. Estudiar las drogas es, por tanto, aprender a
conocernos más en todos los sentidos. Por una parte, podemos mirar hacia dentro
y en busca de las razones que mueven al ser humano a tener determinados comportamientos,
podemos indagar en sus sueños, en sus anhelos, en sus frustraciones, podemos
saber de lo que huimos. Pero también hay una mirada exterior que nos muestra
qué sustancias se consumen, cuándo o a qué edades, y con ella tendríamos un
perfecto mapa socioeconómico.