martes, 19 de junio de 2018

NUMANCIA, NUMANCIA, NUMANCIA

Foto El Norte de Castilla
La idea me ha rondado por la cabeza estos días. Todo empezó en el momento exacto en que concluyó el partido de Soria. De alguna manera lo plasmé en el artículo de ese día. Entonces, cuando el ascenso blanquivioleta más que se vislumbraba, agüé un poco el vino recordando situaciones parecidas en las que el oso muerto del que se había vendido su piel estaba aún muy vivo. Esa noche rematé diciendo que si al final ocurría lo que parecía que iba a ocurrir tendríamos tiempo para festejar. Y –añadí– aplaudir a un dignísimo rival. Cerré los ojos y me imaginé el momento en que el árbitro pitaba el final de este partido, la explosión de júbilo del momento inmediatamente posterior, la algarabía de un poco más tarde... y, de repente, escuchaba en mi cabeza miles de gargantas blanquivioletas rindiendo homenaje a los rojillos gritando a coro un ruidoso 'Numancia, Numancia, Numancia'. Demasiado bonito, pensé.