sábado, 26 de octubre de 2013

AROMA VIEJO, NUEVA ERA



No hace tanto, ya corría este milenio, a una de mis tías (como no quiero que se enfade no diré cuál) le dijeron que un periódico de Valladolid había publicado un artículo mío en el que hacía alguna referencia a su pueblo y el mío. Me llamó para decirme que lo quería leer, que si se lo podía mandar. Le dije que no se preocupase, que se lo mandaría a José Luis (un vecino con internet) por correo electrónico y que él ya se encargaría de hacérselo llegar. No te preocupes, me dijo ella, ya me paso yo a buscarlo. Y añadió ¿cuánto tardará en llegar? Evité la carcajada y le dije que nada, que se pasase cuando quisiera, que ya estaba allí. Mi tía se río con mi respuesta más de lo que yo hubiera hecho con la suya y sentenció: Mira que nunca vas a cambiar, siempre con tus bromas, lo que quieres es que vaya para que José Luis se ría de mí. Oye, pues no hubo manera de convencerla de que le hablaba en serio.