domingo, 5 de junio de 2016

VENTA O DEJACIÓN

Si algo permite al capitalismo vencer sus crisis, sobrevivir cuando parece herido de muerte, reinventarse y mostrar un nuevo rostro refulgente, es la facilidad con que sus diversos relatos cuajan, la sencillez con la que sus mitos se incorporan al imaginario colectivo. Naturalmente, existe también una estructura que sustenta estos relatos, que los transmite y los presenta como si fuesen la palabra revelada. Mas la base en que se cimenta la resistencia de este modelo económico es la fuerza intrínseca de sus sencillos mensajes. Una sencillez y una potencia que logra al no interpelar a ningún valor de carácter ético, más bien al contrario:el capitalismo apela a las debilidades del ser humano, de cada ser humano tomado de forma individual. Sin envidia, sin avaricia, sin egoísmo, el sistema caería. Su discurso dominante se desliza, por tanto, sin fricción. Cualquier alternativa, sea esta luego la que sea o muestre la cara que muestre, requiere un discurso ético y una explicación global, lo que convierte a su narrativa en un tocho farragoso y, por tanto, mucho más inaccesible.