El chaval caminaba sobre los acantilados en los
que el mar golpeaba produciendo sonidos como de viejo con carraspera.
Había salido, sin más, a dar un paseo. Andaba pausado, tratando de
aspirar todo el oxígeno que el reflujo del mar traía consigo, tropezó
por no mirar al suelo. Al agacharse pudo ver que no era una piedra sino
un libro el objeto que a punto estuvo de enviarle al suelo. Miró la
tapa. Química. Lo abrió por una página indeterminada, leyó, nitrato de
plomo, y levantó la cabeza. La agachó de nuevo, pasó de golpe un puñado
de hojas y volvió a leer, nitrato de cobre. Repitió la operación una
vez, nitrato de plata, y otra, nitrato de hierro. Cerró de golpe el
libro y lo lanzó al agua. «Si no trata de nada, vaya mierda de libro».
Imagino que leer el acta que haya podido escribir el árbitro produce una
impresión semejante. Goles, ni trato; tarjetas, ni trato; incidencias,
ni trato. Si en vez de por el acta, el juicio se realiza tras haber
visto el partido, deja de ser impresión para convertirse en
constatación: el partido fue para los amantes del fútbol lo que una
película de Ozores para la Seminci.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
domingo, 27 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
Sisi 'El Niño' y los Rustlers
Le falta el pañuelo al cuello y el sombrero polvoriento, pero tiene la misma cara de niño. Nuestro protagonistas provenían de una región depauperada y tuvieron que buscar fortuna en tierras, si no más fértiles, sí más prosperas. Se hicieron hombres mucho antes de lo que era habitual en sus épocas, al fin y al cabo eran muchos los jínetes que galopaban por las praderas en las que se desarrollaban su vidas y solo unos pocos lograban sobrevivir.
Billy murió, eso cuentan, sin llegar a la veintena, escaso tiempo para cualquiera, pero suficiente para que él forjase una leyenda. Sisi 'el Niño' también vive deprisa y ha tenido que cambiar de domicilio y hasta de identidad -Sisinio indica ahora su camiseta- pero ya es el jefe de la banda en el doble sentido del término. Tomando la primera acepción, podemos decir que suya es la parte de la pradera que limita a su izquierda con el límite del campo aunque eso no evita, no hay ley ni esquema táctico que le coarte, que haga incursiones en territorio ajeno. Tomando la segunda, vemos que es el alma del equipo, el entusiasmo contagioso, el chorro de gasolina que, a mayores, entra en los cilindros del motor del Valladolid, un vehículo que tiene una peligrosa tendencia a moverse al ralentí. Un equipo que funciona con las mismas pautas que los Rustlers, cuando dormitan, Sisi da cuatro voces en forma de ejemplo y los demás siguen el ritmo o mueren entre cactus.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
¿En qué idioma hablan?
Un
paisano se encuentra perdido en el aeropuerto de Londres. Había tenido que
acudir a la capital del Reino Unido debido al fallecimiento de un familiar.
Consigue encontrar la salida y monta en un taxi. Ya dentro del coche, saca una
hoja del bolsillo de su chaqueta y con un tono elevado silabea dirigiéndose al
conductor: 'TRA-FAL-GAR-ES-CUA-RE'. El taxista, con el mismo tono y el mismo
ritmo, le responde: «allá vamos». Durante el trayecto, el paisano va soltando
la lengua y cuenta al taxista la razón de su viaje. Que si ha muerto el hijo de
una prima carnal viuda, que si he tenido que sacar el billete de un día para
otro, que si estuve a punto de no llegar a tiempo porque me perdí en
Valladolid. El conductor, insisto, todo a voz en grito y con una estruendoso
silencio entre sílaba y sílaba, pregunta ¿de dónde es usted? y se produce el
siguiente dialogo:
-De Peñafiel, ¿y usted?
-De Madrigal de las Altas Torres. ¿Lo conoce?
-Claro... pero, ahora que lo pienso, si los dos somos españoles
¿qué hacemos hablando en inglés?
lunes, 7 de noviembre de 2011
Viaje en pos de un deseo
Tres chavales belgas han decidido ponerse el
mundo por montera. Como a Julio Iglesias, les gustan las mujeres y les
gusta el vino. Aunque en esto se diferencian del cantante, que abusaba
del segundo para olvidar a las primeras, ellos nunca tuvieron la
posibilidad de borrar el recuerdo de ninguna mujer por el simple hecho
de que jamás ninguna saltó del plano del deseo al terreno de la
realidad. Para remediar tal situación organizan una excursión por España
con el sueño de dejar aquí su virginidad. Nada les arredra, ni siquiera
las dificultades que por añadidura tienen por el hecho de ser ciego, el
uno; con problemas de movilidad, el segundo, o con la necesidad de
utilizar una silla de ruedas, el tercero. Podrían llamarse Nafti, Víctor
Pérez u Óscar.
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