Una de las primeras lecciones que aparece en cualquier manual de economía
elemental muestra la diferencia entre ‘déficit’ y ‘deuda’; que, de hecho, puede
existir el uno sin la presencia de la otra y viceversa. El primer concepto indica
que los ingresos de una unidad económica son menores que sus gastos. El segundo,
que esa unidad ha dispuesto de un bien en el pasado -o en el presente- cuyo
pago se efectuará de forma diferida con ingresos futuros.
Déficit sin deuda puede existir cuando, además de los ingresos
corrientes, se dispone de un colchón, una cantidad ahorrada que permite cubrir
la diferencia negativa. Claro, si el déficit se mantiene a lo largo del tiempo
no hay colchón que aguante. Deuda sin déficit, cuando se adquiere un bien que
no se puede pagar completamente en el momento de la compra pero la diferencia
positiva entre ingresos y gastos permite afrontar los pagos comprometidos.
Cuando ambas, sin embargo, van de la mano, la situación es insostenible y
termina, tarde o temprano, explotando.